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Familia viaja de Torreón a Mazatlán en camión urbano, viven una odisea

Pasaron de todo, pero al final llegaron a la playa

Escrito en NACIONAL el

Los viajes en familia suelen ser divertidos, pero si lo hacen en un camión urbano se puede convertir en toda una aventura que no olvidarán por el resto de sus vidas.

Así sucedió con la familia Espinoza, quienes aprovecharon el descanso de semana santa para viajar de Torreón a Mazatlán a bordo de su flamante camión urbano.

Su historia se viralizó en redes sociales luego de llamar la atención usuarios que vieron al camión de la ruta Torreón-Gómez-Lerdo estacionado en el malecón del Puerto de Mazatlán.

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Hasta ahí llegaron 50 integrantes de las familias Espinoza, Martínez, Salaz y Acosta, quienes abordaron el camión número 87, perteneciente a Don Alfonso Espinoza, alias, 'Pancho Villa'.

Su viaje fue de 12 horas, pero las aventuras que pasaron en el trayecto lo hicieron más ameno, pues pasaron de quedarse sin frenos a utilizar la rampa de emergencia para finalmente llegar a su paradisíaco destino.

“Nos cayó la noche y como iba de bajada, cómo iba un traumes adelante no pude rebasar, entonces tenía que frenar y se me fue acabando el aire y fue de modo que nos fuimos pa’ la rampa pos lo bueno que la libramos”.
Se trata de la primera aventura en camión de estas familias, abordo del Torreón - Gómez - Lerdo, viajaron de todas las edades, entre ellos el pequeño Íker de apenas siete meses y la bisabuela Socorrito de 92 años.

La ruta Torreón-Gómez-Lerdo se paseó por las playas de Mazatlán.

María del Socorro Robles de 92 años, abuelita de la familia Espinoza, asegura que se la pasó muy bien y que a pesar de todo, valió la pena el riesgo, pues además vio mucha gente.

En la ida, el entusiasmo mantenía despierta a la familia y firmes los brazos al volante del buen Don Alfonso, quien descalzo conducía su camión repleto de imágenes del general Villa.

Fotos aquí, fotos allá, con los niños, con las tías, con la abuela, con el esposo con los primos y con los hijos ni se digan, la playa estaba a los pies de toldos ellos después de una larga lucha contra el peligro. No eran una familia más, eran una familia afortunada con todo lo necesario en el mundo para ser felices.

“Nos la pasamos bien, yo ya había venido anteriormente para acá, ya habíamos venido todos, pero la otra vez se le pagó al alguien, si yo hubiera manejado aquella ves que le ayude al chofer no me hubiera animado por que está… está cabrón”.


Por fin a las 12:00 de la noche a lo lejos se observó la novena caseta de allá para acá, la última antes de llegar a casa ahí esperaba, por fin la aventura había terminado pero todos sanos, salvos y bien paseados.