El reo, John Henry Ramírez entabla una demanda porque se le ha negado la petición de que en sus últimos momentos con vida su pastor, Dana Moore le imponga las manos mientras recibe la inyección letal en la prisión ubicada Huntsville, Texas.
La ejecución de Ramírez está programada para el miércoles 8 de septiembre en la cárcel Walls Unit en Huntsville, Texas, al norte de Houston.
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Reo se salva de la inyección letal desde febrero
Ramírez fue detenido y procesado por el asesinato de Pablo Castro en el 2004, a quien apuñaló 29 veces para robarle 1 dólar con 25 centavos.
17 años después, a un día de su ejecución, su última voluntad es que su pastor y guía espiritual esté presente cuando muera asistiéndolo espiritualmente.
Ramírez es un cristiano devoto que pidió que Dana Moore, pastor de la Segunda Iglesia Bautista en Corpus Christi, de la que el reo es parte en los últimos cinco años, lo acompañe y le imponga las manos
Este ritual es un acto simbólico de bendición espiritual entre las comunidades cristianas.
Ante la negativa de las autoridades el reo demandó alegando que esto viola la cláusula de Libre Ejercicio de la Primera Enmienda y la Ley de Uso Religioso de la Tierra y Personas Institucionalizadas del 2000.
El Departamento de Justicia Criminal negó la petición y estableció lo protocolos previos a que el pastor entre a la prisión e indicó que Moore no podrá tener contacto directo y personal con Ramírez durante la ejecución.
Ramírez apeló pero a unas horas de su muerte aún no se ha tomado una decisión de su caso
Su ejecución ya ha sido pospuesta anteriormente
John Henry Ramírez, quien durante su juventud fue infante de la marina de Estados Unidos, actualmente es uno de los reos en el pabellón de la muerte de una prisión en Texas.
Originalmente, el condenado a muerte recibiría la inyección letal en la prisión de Huntsville el jueves 2 de febrero a las 6:00 p.m.
A comienzos del mes de enero, en una entrevista exclusiva Ramírez, de 32 años, dijo estar listo para lo que en ese momento parecía su destino final. No quería morir, pero aceptaba su realidad.
“Yo creo en Dios, tengo mi fe… he aprendido mucho estudiando mi biblia y yo se que Dios le dio a todos su día. Es lo que dice Jesucristo, si ese es mi día voy a morir”.
A dos días de que se realizara la ejecución del reo con la inyección letal, la jueza de distrito, Nelva González, suspendió la ejecución bajo el argumento de que no tuvo suficiente tiempo para revisar de manera apropiada la solicitud del reo.