La Casa Misericordia, cuya misión es brindar apoyo a víctimas de violencia doméstica en la comunidad, recibió uno de los más prestigiados premios que otorga la Universidad Autónoma de México (UNAM) por la defensa de los derechos humanos. Junto con esta agencia fue reconocida la Hermana Rosemary Welsh, fundadora de Casa Misericordia con una trayectoria notable a favor de los derechos humanos y civiles de los migrantes.
Juan Carlos Mendoza, Cónsul General de México en Laredo, destacó que el premio Alfonso García Robles, primer Premio Nobel mexicano por su labor a favor de la paz mundial, es uno de los reconocimientos más altos que tiene la UNAM. Recordó que el pasado mes de junio, el Consulado General presentó la postulación de Casa de Misericordia a través de la UNAM San Antonio, Texas.
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Posteriormente, directivos de la UNAM anunciaron en el mes de octubre que el jurado había otorgado el Reconocimiento Alfonso García Robles 2021 a Casa de Misericordia, en reconocimiento a la labor realizada por su fundadora Hermana Rosemary Welsh.
El comité del jurado está integrado por oficiales universitarios de alto nivel encabezados por el Rector Enrique Graue.
El 28 de octubre, el Cónsul General Juan Carlos Mendoza Sánchez y el Cónsul Horacio Munguía, entregaron a la Hermana Rosemary Welsh la notificación oficial emitida por la UNAM.
La Hermana Rosemary, en compañía del personal ejecutivo de la institución agradeció el reconocimiento y destacó la coordinación y trabajo conjunto de este Consulado y Casa de Misericordia desde su fundación en 1998.
“Este premio es un gran honor pero también significa una gran y enorme responsabilidad de seguir trabajando por los más necesitados”, dijo la Hermana Welsh.
La ceremonia oficial para hacer entrega del premio se hizo de manera virtual y ayer se realizó un evento presencial para darlo a conocer a la comunidad.
Casa Misericordia fue fundada en 1998 con la misión de ayudar a víctimas de violencia doméstica y cada año se dan servicios diversos de apoyo a unas 200 familias, incluidas mujeres migrantes y sus hijos.
“Estoy muy contenta y muy agradecida y quiero agradecer también a todo el personal de Casa Misericordia porque esto es un trabajo de equipo”, afirmó.