CIENCIA

Resurrección cerebral: el avance científico que desafía la frontera entre la vida y la muerte

Investigadores de universidades en Estados Unidos y China han logrado reactivar cerebros animales tras varias horas sin oxígeno, un descubrimiento que abre posibilidades médicas, pero también profundos dilemas éticos

En camino a la resurrección
En camino a la resurrecciónCréditos: internet
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La resurrección cerebral se ha convertido en un tema central dentro de la neurociencia contemporánea. Diversos equipos internacionales han demostrado que un cerebro aparentemente inerte puede recuperar funciones celulares cuando se le conecta a sistemas experimentales que sustituyen el flujo sanguíneo perdido.

Estos logros, aunque limitados, cuestionan la definición misma de la muerte biológica.

Resurrección cerebral

El caso más comentado ocurrió en la Escuela de Medicina de Yale, donde el investigador Zvonimir Vrselja y su equipo conectaron cerebros de cerdos a un dispositivo denominado BrainEx.

Este mecanismo bombeaba una mezcla de compuestos protectores y fármacos diseñados para impedir el deterioro neuronal. En cuestión de horas, los órganos mostraron señales sorprendentes: la corteza recuperó coloración, las células retomaron la síntesis de proteínas y las neuronas reactivaron procesos metabólicos básicos. A pesar de ello, no hubo consciencia ni percepción, lo que diferenció este fenómeno de una “revivificación total”.

Posteriormente, en 2024, científicos de la Universidad Sun Yat-sen, en China, avanzaron con una técnica diferente. Ellos utilizaron un sistema de perfusión normotérmica conectado al hígado para reducir el impacto de la isquemia en cerebros de cerdos tibetanos miniatura.

Los órganos privados de oxígeno durante 50 minutos lograron mantener actividad eléctrica por varias horas, siempre y cuando no se superara la ventana crítica de una hora. Esta variante reafirmó que la temporalidad es determinante para rescatar tejidos neurológicos.

Aunque estas investigaciones no buscan devolver la conciencia a seres humanos, sí ofrecen una herramienta valiosa para ensayar tratamientos contra patologías neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson. Además, permiten profundizar en el conocimiento del daño cerebral tras un paro cardíaco, ampliando la esperanza en situaciones clínicas críticas.

Los límites e la experimentación

No obstante, la controversia es inevitable. Bioeticistas advierten que el solo hecho de prolongar la actividad celular en un cerebro plantea preguntas sobre donación de órganos, criterios de muerte y límites de la experimentación.

La resucitación cerebral no solo revoluciona la investigación biomédica, también desafía la manera en que concebimos el inicio y el fin de la vida.