Una fotografía que circula en redes sociales ha conmovido a miles: muestra a 13 niñas sonrientes, junto a dos consejeras vestidas de blanco, frente a las cabañas del “Bubble Inn”, el día que inició el campamento Camp Mystic, en Hunt, Texas. Lo que parecía una jornada de verano se convirtió en el último recuerdo con vida de muchas de ellas.
La tragedia ocurrió el 4 de julio, cuando lluvias torrenciales provocaron el desbordamiento del río Guadalupe, que aumentó más de seis metros en apenas dos horas. Según autoridades locales, cayó en ese lapso el equivalente a un mes de lluvia, arrasando con cabañas, senderos y todo lo que estaba cerca del cauce.
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Camp Mystic, de tradición cristiana, recibía a más de 750 niñas cada verano. Las más pequeñas, de tercer y cuarto grado, dormían en cabañas junto al río, mientras que las mayores estaban en una zona elevada llamada la “Colina de los Mayores”. La mayoría de las víctimas se encontraban en la zona baja, donde la corriente fue implacable.
Entre los fallecidos está el dueño del campamento, Richard “Dick” Eastland, quien murió intentando rescatar a niñas del “Bubble Inn”. Su cuerpo fue hallado junto a tres menores dentro de una camioneta negra.
También murió Chloe Childress, consejera de 18 años, recién graduada, quien intentó proteger a las niñas hasta el último momento.
Hasta ahora, han sido recuperados los cuerpos de 10 niñas, cuyas edades oscilan entre los 8 y 9 años: Margaret Bellows, Lila Bonner, Janie Hunt, Lainey Landry, Sarah Marsh, Linnie McCown, Wynne Naylor, Eloise Peck, Renée Smajstria y María Stevens, además de Chloe Childress. Cuatro menores continúan desaparecidas, incluyendo a una consejera de 19 años.
El condado de Kerr ha sido uno de los más golpeados, con más de 100 muertes reportadas en total, 27 de ellas tan solo en Camp Mystic. Esta tragedia ha despertado un debate sobre la seguridad de los campamentos infantiles en zonas de riesgo y la falta de protocolos ante fenómenos extremos cada vez más frecuentes.
La imagen de las niñas en Bubble Inn ahora circula como símbolo de una pérdida colectiva que ha tocado profundamente a Texas y al país entero.