Después de 20 años en coma, el príncipe saudí Al-Waleed bin Khaled bin Talal Al Saud, conocido popularmente como el “Príncipe durmiente”, falleció este domingo 20 de julio en Riad. La noticia fue confirmada por su familia, cerrando así uno de los casos médicos más comentados del mundo árabe en las últimas décadas.
Todo comenzó en 2005, cuando Al-Waleed, de apenas 18 años, sufrió un accidente automovilístico mientras estudiaba en una academia militar. Desde entonces, permaneció en estado vegetativo, siendo atendido por su familia con dedicación absoluta, especialmente por su padre, el príncipe Khaled bin Talal, quien nunca perdió la fe en su recuperación.
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Durante estos años, el príncipe se convirtió en un símbolo de esperanza. Videos compartidos por sus familiares mostraban pequeños movimientos un pestañeo, un leve gesto con la mano que avivaban las esperanzas de millones de personas que seguían su evolución. Su historia trascendió lo médico y se volvió profundamente emocional y espiritual para muchos.
El funeral se celebró en Riad, con la presencia de familiares, allegados y ciudadanos que siguieron con atención su historia.
Las redes sociales en Arabia Saudita y otros países del Golfo se llenaron de mensajes de condolencia y respeto, reconociendo la fortaleza de la familia y el impacto del joven príncipe.
Más allá de lo personal, el caso del “Príncipe durmiente” reabrió debates médicos y éticos sobre el soporte vital prolongado, la calidad de vida y las decisiones que enfrentan las familias en situaciones de coma persistente. Mientras algunos médicos consideraban poco probable su recuperación, su familia optó por mantenerlo con vida como acto de fe.
Al-Waleed era parte de una influyente rama de la familia real saudita. Su tío, el príncipe Al-Waleed bin Talal, es un multimillonario con inversiones en medios, tecnología y bienes raíces, y una figura clave en el panorama económico del país.
El “Príncipe durmiente” se convirtió en un símbolo de esperanza, fe y debate médico. Hoy, su historia llega a su fin, pero el impacto de su vida y de su lucha silenciosa seguirá resonando en la memoria colectiva de todo el mundo árabe.