HISTORIAS DE LA FRONTERA

La época en que por el puente internacional cruzaban todo tipo de contrabando... ¡hasta elefantes!

La historia del Benny, traficado en el año 2000, revela la magnitud de la corrupción en los cruces fronterizos de México con Estados Unidos, donde la corrupción era imperante y podían pasar hasta lo inimaginable

Benny, el elefante que fue cruzado de contrabando.
Benny, el elefante que fue cruzado de contrabando.Créditos: Internet | El Mañana
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La historia del elefante Benny, traficado en el año 2000 a través de la Aduana de Matamoros, revela la magnitud de la corrupción en los cruces internacionales de México que se vivía a principios de este siglo.

El paquidermo, que en ese entonces se convirtió en símbolo de impunidad, murió en cautiverio tras una vida marcada por el maltrato.

Benny, el elefante que cruzaron por la frontera

En el universo del contrabando fronterizo, pocas historias simbolizan mejor el tamaño del problema como la del elefante Benny, un animal asiático que ingresó ilegalmente a México escondido en un remolque.

Su caso no solo revela el nivel de corrupción que operaba en las aduanas a principios del milenio, sino que representa cómo, en ciertos contextos, la ilegalidad alcanza dimensiones colosales, literalmente.

A cambio de 4 mil 500 dólares en sobornos, un empresario circense logró pasar a Benny desde Texas hacia territorio nacional sin mayor resistencia oficial.

Una vez en México, el elefante fue rebautizado como “Dumbo” para evitar sospechas, aunque su tamaño y presencia lo hicieron imposible de ocultar por mucho tiempo.

El nuevo nombre no surtió efecto: el animal solo respondía a su nombre original, lo cual delató la operación.

Los últimos años del paquidermo

Tras ser decomisado en 2001, Benny pasó sus últimos años en recintos ecológicos, donde cuidadores intentaron rehabilitarlo del daño físico y emocional acumulado durante su etapa como atracción de circo.

En diciembre de 2016, falleció de manera inesperada por una insuficiencia renal, dejando tras de sí un legado doloroso de negligencia institucional y explotación animal. En ese entonces, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente abrió una investigación para descartar una segunda tragedia: la omisión.