Lo que comenzó como un choque menor en la autopista Interestatal 45, a la altura de Spring, al norte de Houston, terminó convirtiéndose en un operativo de alto riesgo que paralizó la ciudad durante horas. El pasado jueves 26 de junio, una mujer de 64 años con antecedentes de salud mental descendió de su auto, colocó una silla de jardín en plena carretera y, con una pistola en la mano, se negó a moverse.
La escena parecía sacada de una película, pero era real. Tras impactar contra un tráiler, la mujer se sentó en el asfalto con el arma apuntando hacia su cabeza. Negaba cualquier contacto, ignoraba órdenes policiales y mantenía una postura tensa y desafiante, en medio de una vía que normalmente está repleta de vehículos.
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Una hija, una voz y una oportunidad
Lo que evitó una tragedia fue la intervención de negociadores de crisis de la Oficina del Sheriff del Condado de Harris, quienes lograron establecer comunicación emocional con la mujer. Según el mayor Cedrick Collier, la llegada de su hija fue crucial. Ella fue autorizada a acercarse y hablarle, logrando el punto de quiebre: la mujer bajó el arma y se entregó voluntariamente.
No se disparó ni una sola bala. Hoy una madre y una abuela regresaron a casa.
Una autopista paralizada y una imagen que se volvió viral
Durante el operativo, ambos sentidos de la I-45 fueron cerrados. El tráfico fue desviado y las imágenes del momento una mujer sola, rodeada por patrullas, sentada con una silla de jardín sobre el asfalto circularon por redes sociales y medios locales.
No hubo lesionados ni daños materiales de gravedad, pero el impacto emocional de la escena fue evidente.
Salud mental y seguridad pública
Las autoridades confirmaron que la mujer tenía antecedentes relacionados con salud mental, lo que llevó a actuar con sensibilidad y protocolos especiales.
El caso reabre el debate sobre cómo abordar estas crisis desde un enfoque humano y preventivo, evitando desenlaces trágicos.
A veces, lo que detiene una ciudad no es un desastre natural ni un crimen organizado, sino una persona rota que necesita ayuda urgente. Esta vez, el diálogo y la empatía ganaron.