HISTORIA

¿Quién fue el primer payaso mexicano?; la historia comenzó hace 171 años y sigue viva

El payaso, más que un simple entretenimiento, se ha convertido en un símbolo cultural que conecta con la sociedad a través del humor, la crítica social y la empatía

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El arte del payaso en México tiene raíces que se remontan al siglo XIX, cuando comenzaron a llegar las primeras compañías circenses europeas que trajeron la figura del “clown” o bufón moderno a tierras mexicanas. Estos personajes combinaban comedia física, pantomima y malabares, con un vestuario colorido y maquillaje blanco que destacaba sus expresiones.

El historiador del arte circense Carlos Medina señala: “El primer payaso mexicano reconocido es ‘Pepito’, quien apareció en 1854 con la Compañía de Circo Price en la Ciudad de México"

Pepito conectó rápidamente con el público gracias a un humor sencillo, accesible y cercano a la realidad cotidiana del mexicano de entonces

Durante el siglo XX, la figura del payaso en México evolucionó y se consolidó con artistas emblemáticos como “Chuponcito”, conocido por su estilo tradicional y su humor familiar, y “Cepillín”, quien revolucionó el género al llevar el payaso a la televisión, la música y los hospitales, convirtiéndose en un ícono nacional desde la década de 1970.

Otros payasos reconocidos incluyen a “Brozzo", su humor ha influenciado a muchas generaciones y artistas del género; y más recientemente, figuras como “Platanito” o "Brincos Dieras" han continuado el legado, adaptando el arte del payaso a los medios digitales y espectáculos contemporáneos.

La recepción del público mexicano siempre ha sido favorable, pues el payaso representa no solo una fuente de entretenimiento, sino un símbolo de escape, crítica social y empatía a través de la risa.

Su impacto cultural ha hecho que este personaje evolucione pero mantenga su esencia: conectar con el público por medio del humor y la humanidad.

Así, desde “Pepito” hasta “Cepillín” y “Chuponcito”, el primer payaso de México sentó las bases para una tradición que sigue viva y vibrante en la actualidad, reflejando la riqueza cultural y el ingenio popular del país.