La noche del viernes, el cielo de Israel se vio sacudido por el sonido de sirenas de alerta que advertían sobre un inminente ataque misilístico proveniente de Irán. Decenas de misiles fueron lanzados contra el territorio israelí en una escalada de violencia que sigue a los continuos bombardeos israelíes sobre instalaciones nucleares y militares iraníes desde la madrugada.
El Ejército israelí informó que sus sistemas de defensa aérea se activaron para interceptar los misiles, intentando minimizar el daño y proteger a la población civil. En Jerusalén, las alarmas sonaron y se escucharon varias explosiones, provocando pánico y la orden inmediata de refugiarse en búnkeres y zonas seguras.
Esta escalada ocurre tras la declaración del primer ministro Benjamin Netanyahu, quien advirtió que Israel enfrentaría “varias olas de ataques iraníes” como respuesta a sus acciones militares contra Irán. En un mensaje en video, Netanyahu expresó su determinación y preparó a la ciudadanía para enfrentar una posible serie prolongada de enfrentamientos.
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La situación mantiene en vilo a la comunidad internacional, que observa con preocupación el aumento de tensiones entre ambos países. Analistas internacionales señalan que este ciclo de ataques y represalias podría extenderse y complicar aún más la estabilidad en una región ya de por sí volátil.
Mientras tanto, en Israel, la población acata las recomendaciones de protección civil, utilizando refugios y búnkeres para resguardarse de los posibles impactos, en espera de que los sistemas antimisiles cumplan su función de defensa.
Esta reciente ofensiva iraní marca un nuevo capítulo en el conflicto, recordando la fragilidad de la paz en Medio Oriente y la constante amenaza que representa la escalada armamentista entre estas naciones.