Es común escuchar historias o anécdotas sobre personas que, sin querer, han ingerido una mosca mientras comían o bebían.
Aunque la idea puede resultar desagradable, ¿qué efecto tiene realmente para la salud humana? ,expertos en salud y estudios científicos han abordado esta inquietud con fundamentos claros y basados en evidencia.
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Las moscas, especialmente las domésticas, son conocidas por su hábito de posarse en lugares insalubres, como basura, excrementos y alimentos en descomposición.
Por ello, se les considera vectores potenciales de bacterias, virus y otros patógenos. Sin embargo, ingerir una mosca accidentalmente no significa necesariamente que contraerás una enfermedad.
Un estudio publicado en la revista International Journal of Environmental Health Research explica que el sistema digestivo humano está diseñado para neutralizar la mayoría de microorganismos dañinos que podrían venir en alimentos o accidentalmente ingeridos.
Los ácidos gástricos del estómago actúan como barrera efectiva contra bacterias y virus, destruyendo muchos de ellos antes de que puedan causar daño.
Además, la mosca en sí es un insecto pequeño que, una vez dentro del cuerpo, es rápidamente descompuesto y eliminado sin efectos adversos. Esto se debe a que el ambiente ácido y las enzimas digestivas rompen su estructura celular.
No obstante, especialistas en salud pública advierten que, aunque el riesgo es bajo, existen algunas excepciones. Si la persona tiene un sistema inmunológico comprometido como niños pequeños, ancianos o pacientes con enfermedades crónicas la ingestión de insectos contaminados podría desencadenar infecciones o reacciones adversas, aunque estos casos son poco frecuentes.
En general, la evidencia científica coincide en que comer una mosca accidentalmente no es motivo de alarma para la mayoría de las personas. El cuerpo humano está bien equipado para manejar este tipo de situaciones cotidianas.