Lo que parecía una tarde tranquila de juegos terminó en un angustiante accidente doméstico para Sophia Dorton, una niña de siete años de Tennessee, Estados Unidos.
Mientras jugaba en el jardín de su casa, la menor sufrió una caída que la llevó directamente hacia una cortadora de césped encendida. Lo que pudo convertirse en una tragedia, terminó siendo una lección poderosa sobre la seguridad… comenzando por los zapatos.
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Sophia llevaba puestos unos Crocs, un tipo de calzado de espuma sintética comúnmente usado por su comodidad y ligereza. Aunque suelen ser criticados por no ofrecer tanta sujeción, en este caso resultaron cruciales. La cuchilla de la máquina atrapó el zapato, pero el material flexible absorbió parte del impacto y evitó que la hoja alcanzara huesos o tendones del pie de la menor.
El accidente ocurrió mientras el padre de Sophia, Matthew Dorton, realizaba tareas de jardinería. En un instante de descuido, la niña tropezó y cayó frente a la máquina en movimiento.
Fue su hermano mayor quien alertó a la madre, Alison Dorton, que se encontraba en su primer día de trabajo. Al llegar al domicilio, se encontró con una ambulancia que ya asistía a la pequeña.
Sophia sufrió una laceración de siete centímetros, pero los médicos confirmaron que no había daños graves. Fue sedada para suturar la herida y, tras algunas horas en observación, pudo regresar a casa con sus padres.
El calzado importa más de lo que creemos
Este incidente pone sobre la mesa una reflexión urgente: la seguridad del calzado que usamos, incluso para actividades cotidianas. Muchas veces se prioriza la estética o la comodidad, sin considerar que los zapatos son la primera barrera de protección para los pies, especialmente en escenarios como la jardinería, el deporte o el juego al aire libre.
En el caso de Sophia, los Crocs no fueron diseñados como equipo de seguridad, pero su estructura amortiguante marcó la diferencia entre un susto y una tragedia.
Para los especialistas en seguridad doméstica, este tipo de casos subraya la importancia de que los niños usen calzado cerrado, resistente y adecuado según el entorno donde se desplacen.