Donald Trump volvió a dar un golpe polémico a las políticas medioambientales con la firma de una orden ejecutiva que elimina de manera inmediata las restricciones sobre el caudal de agua en duchas, lavadoras, inodoros y otros electrodomésticos.
El argumento detrás de la medida se ancla en la necesidad de confort y en la crítica directa a lo que calificó como normas “innecesariamente técnicas” impuestas por sus antecesores.
Trump quiere que salga más agua de las regaderas
Según el decreto, el Departamento de Energía deberá anular de inmediato las reglas que, durante las presidencias de Barack Obama y Joe Biden, buscaban reducir el consumo doméstico de agua y electricidad.
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Para Trump, estas disposiciones transformaron actividades cotidianas, como ducharse, en experiencias frustrantes y poco eficaces. “No se trata solo de limpieza; es sentido común”, expresó al estampar su firma en la Casa Blanca.
La Casa Blanca emitió un comunicado argumentando que las anteriores regulaciones “complicaban la vida diaria” y convertían productos básicos del hogar en instrumentos “intervencionistas”. Trump sostuvo que, con el cambio, se devolverá el control a los consumidores para elegir cómo quieren que funcione su propia casa.
Organizaciones defensoras de la eficiencia energética, como el Proyecto de Concientización sobre Normas de Electrodomésticos (ASAP), advirtieron que la decisión podría elevar los gastos de los hogares y representar un retroceso ambiental.
Hay buena presión del agua
Andrew deLaski, director ejecutivo del grupo, recordó que los dispositivos actuales ya ofrecen suficiente presión de agua sin sacrificar rendimiento ni comodidad.
A pesar de ello, el expresidente desestimó los argumentos técnicos, afirmando que los estadounidenses “quieren agua que fluya, no que gotee”, en alusión a su propio estilo de vida. Para Trump, la nueva normativa garantiza, una vez más, que cada ducha sea efectiva y, sobre todo, adecuada para su hermoso cabello.