Tras el deterioro de la salud y la muerte del Papa Francisco, las teorías proféticas resurgen mientras el Colegio Cardenalicio se prepara para una nueva elección. El posible ascenso de un líder afrodescendiente revive una vieja predicción del siglo XVI que inquieta a creyentes y estudiosos.
El enigma del Papa Negro vuelve a encender el debate espiritual y político en los pasillos de la Santa Sede. La posibilidad de un relevo en el trono de Pedro ha despertado un torbellino de conjeturas no solo dentro de los círculos religiosos, sino también entre quienes siguen de cerca los antiguos augurios de figuras como Nostradamus.
Un papa africano
La mención de un pontífice de origen africano o vinculado simbólicamente al color negro ha resurgido con fuerza, justo cuando el mundo observa con atención el incierto porvenir del papado.
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A partir de la muerte de Mario Bergoglio los preparativos dentro del Vaticano sugieren que el proceso para elegir a su reemplazo se activará en cualquier momento.
En dicho caso, el protocolo prevé el encierro ceremonial del cónclave en la Capilla Sixtina, donde los purpurados menores de 80 años emitirán su voto en un proceso reservado y riguroso.
A día de hoy, 138 cardenales cumplen con los requisitos para participar en la elección, superando el límite tradicional de 120 votantes. Entre ellos, se encuentran 33 representantes del continente africano, una cifra sin precedentes que eleva la posibilidad de un pontífice con raíces negras.
Diversidad eclesiástica
Cabe destacar que 23 de estos prelados fueron promovidos por el propio Francisco, quien desde el inicio de su papado impulsó la diversidad dentro del cuerpo eclesiástico. El congoleño Fridolin Ambongo Besungu y al nigeriano Peter Ebere Okpaleke tienen amplias posibilidades para llegar a ser el máximo representante de la iglesia católica.
Aunque la Iglesia católica insiste en que el proceso es guiado por el discernimiento espiritual y no por teorías esotéricas, lo cierto es que la profecía del Papa Negro sigue generando expectación.
Algunos analistas interpretan dicha figura no solo como una referencia étnica, sino también como un símbolo asociado a los jesuitas, tradicionalmente vestidos de negro y conocidos por su poderosa influencia doctrinal.
En este contexto de tensiones proféticas, el enigma del Papa Negro mantiene en vilo tanto a creyentes como a escépticos, en un momento decisivo para el futuro de la Iglesia católica.