Murió el papa Francisco a los 88 años de edad, cerrando una era marcada por profundas reformas, tensiones internas y una inquebrantable vocación pastoral.
La Santa Sede confirmó su deceso a primera hora del lunes, a través del cardenal Kevin Farrell, quien informó con voz solemne que el pontífice “retornó a la casa del Padre” a las 7:35 de la mañana, hora de Roma. La comunidad católica mundial, así como líderes políticos y religiosos, se sumieron inmediatamente en un estado de duelo global.
El jerarca sudamericano dejó por escrito que deseaba una despedida sencilla, sin excesos, sin honores desmedidos, ya que se consideraba "un hijo más de la iglesia".
Francisco modificó en 2024 el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el conjunto de rituales que rigen el funeral de un pontífice. Con ello, buscó devolver a esta ceremonia su sentido más pastoral y espiritual, alejándola del boato tradicional.
Deseos del papa Francisco para su funeral:
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Simplicidad en los ritos: pidió que el funeral reflejara su fe en Cristo resucitado, evitando gestos de poder o grandeza.
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Ataúd único: rechazó los tradicionales tres ataúdes y optó por uno solo de madera, con interior de zinc.
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Sin catafalco: su cuerpo no será expuesto en un estrado dentro de San Pedro, ni habrá velatorio exclusivo para dignatarios.
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Lugar de sepultura: eligió ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en lugar de la cripta papal del Vaticano.
Kevin Farrell, cardenal camarlengo, presidirá el rito fúnebre en la Capilla de la Domus Sanctae Marthae, casa del papa Francisco durante su pontificado. Sus restos serán llevados a la basílica elegida para su despedida.
Así, su último deseo confirma lo que tanto quiso en su vida: una iglesia sencilla, que se acercara al pueblo y se alejará de los símbolos del poder supremo.