El hantavirus es una infección viral que puede desencadenar serias complicaciones respiratorias e insuficiencia orgánica.
Se transmite cuando las personas inhalan partículas contaminadas presentes en el polvo de ambientes donde habitan roedores infectados. La enfermedad no se propaga entre humanos, pero su letalidad es alta.
Hantavirus: una amenaza mortal en los hogares
Los principales transmisores del hantavirus son los ratones ciervo, portadores asintomáticos del virus. La infección ocurre al respirar partículas suspendidas provenientes de excrementos y orina contaminados.
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Espacios cerrados, como cabañas y bodegas, representan un alto riesgo de exposición, sobre todo si han permanecido desocupados por largos periodos.
Inicialmente, la sintomatología del hantavirus se asemeja a la gripe. Los pacientes experimentan fiebre, escalofríos y dolores musculares.
Sin embargo, en cuestión de días, los síntomas pueden evolucionar rápidamente hacia una insuficiencia respiratoria severa, acompañada de tos seca, náuseas y una sensación general de malestar extremo.
Síntomas graves
Para diagnosticar la presencia del virus, los especialistas realizan análisis de sangre en busca de anticuerpos, pruebas metabólicas y estudios de imágenes pulmonares.
En los casos graves, es común detectar insuficiencia renal y niveles bajos de oxígeno en la sangre, lo que puede desencadenar un fallo orgánico irreversible.
No existe un tratamiento antiviral específico contra el hantavirus. Los pacientes requieren hospitalización en unidades de cuidados intensivos, donde se les suministra oxígeno y, en algunos casos, asistencia respiratoria mecánica. A pesar de los esfuerzos médicos, la tasa de mortalidad sigue siendo elevada.
La mejor estrategia contra el hantavirus es la prevención. Mantener los espacios limpios, sellar grietas en viviendas y evitar el contacto con excrementos de roedores son medidas esenciales.
Ventila tu hogar
Ventilar adecuadamente los lugares cerrados antes de ingresar y desinfectar superficies contaminadas también ayuda a reducir el riesgo de infección.
El hantavirus sigue siendo una amenaza silenciosa en entornos rurales y urbanos. Sin embargo, con medidas de higiene adecuadas y precauciones al ingresar a espacios desocupados, es posible minimizar su impacto y evitar brotes de esta peligrosa enfermedad.