Aunque la ciudadanía estadounidense se considera un estatus permanente para quienes la adquieren por nacimiento o naturalización, existen circunstancias específicas en las que el gobierno federal puede revocarla.
La legislación estadounidense, a través del Título 8 y el Título 18 del Código de Estados Unidos, establece los criterios bajo los cuales un ciudadano naturalizado podría enfrentar un proceso de desnaturalización y, en algunos casos, ser deportado.
¿Se puede perder la ciudadanía?
La desnaturalización es un procedimiento legal mediante el cual se anula la ciudadanía de una persona si se demuestra que la obtuvo de manera fraudulenta o que ha cometido delitos que afectan la seguridad nacional.
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Aunque es un proceso poco común, puede acarrear graves consecuencias, ya que la pérdida de la ciudadanía deja a la persona sin protección legal si no cuenta con otro estatus migratorio válido, lo que podría derivar en su deportación.
El gobierno estadounidense ha desarrollado programas de investigación para identificar casos de naturalización irregular. La Operación Janus es un ejemplo de estas iniciativas, en la cual se revisaron miles de solicitudes de ciudadanía para detectar inconsistencias o fraudes que pudieron haber permitido la obtención indebida de este estatus.
Las causas de desnaturalización incluyen la presentación de información falsa en la solicitud de naturalización, la omisión de antecedentes penales o el uso de documentos falsificados. Asimismo, ciertos delitos graves, como traición, espionaje o terrorismo, pueden llevar a la revocación de la ciudadanía si se cometieron dentro de los cinco años posteriores a la naturalización.
Tribunal federal tiene la última palabra
En tales casos, un tribunal federal debe determinar si procede la pérdida de ciudadanía y, de ser así, el Departamento de Seguridad Nacional podría iniciar un proceso de expulsión.
Para las personas que enfrentan un proceso de desnaturalización, existe la posibilidad de apelar la decisión ante un tribunal. Sin embargo, si la revocación es confirmada en instancias superiores, la pérdida de la ciudadanía se torna irreversible.
En consecuencia, la persona queda sujeta a la legislación migratoria aplicable y, en ausencia de un estatus migratorio legal, podría enfrentar la deportación, demostrando así que, en ciertos casos, sí se puede perder la ciudadanía en Estados Unidos.