En pleno corazón de la Avenida López Mateos, donde el bullicio citadino marca el ritmo de la vida diaria, una figura singular destaca entre la multitud: El 'sheriff del McDonalds'.
Frente al McDonald’s Triunfo, un guardia de seguridad desafía el tiempo y el espacio con una apariencia que evoca las leyendas del oeste: texana bien calzada, gafas de aviador, botas de cuero gastadas por el camino y una gabardina que ondea al compás del viento. Es Antonio Francisco Castro Chávez, mejor conocido como "El sheriff".
El 'sheriff del McDonalds'.
Con 75 años recién cumplidos, el vaquero no solo protege la entrada del restaurante, sino que también se ha convertido en un símbolo de identidad para los visitantes.
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Nacido el 26 de enero de 1950 en Monterrey, Nuevo León, ha pasado las últimas tres décadas en Ciudad Juárez y, desde hace 15 años, resguarda con firmeza este punto de encuentro. Detrás de su porte imponente y su aire de vaquero solitario, se esconde una historia de resiliencia y determinación.
Tiempo atrás, Antonio dirigió una próspera agencia de seguridad. Sin embargo, un episodio trágico marcó su vida para siempre: el secuestro de su hijo lo dejó en la ruina y lo obligó a reconstruirse desde los cimientos.
Desde entonces, su atuendo no es solo un estilo, sino una declaración de principios.
Vestirme así es mi manera de honrar la vida y mantenerme firme
Fue precisamente una taza de café en McDonald’s la que lo llevó a ocupar su puesto actual. Luego de intervenir en una situación de emergencia dentro del restaurante, la administración reconoció su temple y le ofreció la posición de guardia. Desde entonces, no ha faltado un solo día a su labor.
Pese a su imagen de alguacil severo, quienes lo conocen descubren rápidamente su lado afable y conversador. Clientes de todas las edades se le acercan, algunos para compartir una charla, otros para solicitar una fotografía con quien ya es una figura emblema del lugar.
Me dicen que mi presencia impone, pero también les da seguridad. Algunos bromean con que visto mejor que ellos, otros, en cambio, me regalan un billete por respeto
Para muchos visitantes, la ausencia de "El sheriff del McDonalds" en la puerta del restaurante es motivo suficiente para dudar en entrar. Su sola presencia es sinónimo de protección y confianza. "Si no está, no es lo mismo", afirman los clientes frecuentes.
Con su característico aire de vaquero legendario, Antonio Francisco Castro Chávez personifica una época que parecía relegada al cine y la nostalgia. Sin embargo, su figura nos recuerda que, incluso en el dinamismo de una ciudad fronteriza, el espíritu del viejo oeste sigue vivo.