TRADICIONES

Krampus: la figura de la Navidad que hacía temblar mientras Santa Claus premiaba

Durante siglos, su imagen fue utilizada para castigar simbólicamente a los niños que se portaban mal, reforzando normas sociales mediante el miedo y la tradición

Escrito en GLOBAL el

Mientras la Navidad suele asociarse con luces, regalos y mensajes de paz, en algunas regiones de Europa existe desde hace siglos una figura que representa su lado más oscuro: Krampus, un personaje mítico que contrasta radicalmente con la imagen bondadosa de Santa Claus.

Lejos de ser una invención moderna, Krampus tiene raíces profundas en tradiciones paganas y religiosas que sobrevivieron al paso del tiempo.

Los historiadores sitúan el origen de Krampus en las regiones alpinas de Austria, Alemania, Suiza y el norte de Italia, donde antiguas culturas precristianas creían en espíritus del invierno vinculados al frío, la oscuridad y el castigo.

Con la expansión del cristianismo, estas figuras fueron reinterpretadas y absorbidas por las celebraciones navideñas, dando forma al personaje que hoy se conoce.

Krampus suele representarse como una criatura demoníaca con cuernos, pelaje oscuro, colmillos largos y una lengua amenazante. A diferencia de San Nicolás, que premia a los niños obedientes, Krampus tenía la función opuesta: castigar a los niños que se portaban mal, ya fuera asustándolos, golpeándolos con varas de abedul o, según algunas versiones más extremas, llevándolos en un saco.

De acuerdo con investigaciones etnográficas, la figura de Krampus cumplía una función social clave: reforzar normas de conducta mediante el miedo en comunidades donde la religión y la tradición eran pilares de la vida cotidiana. Durante siglos, los adultos utilizaban su imagen como advertencia para fomentar el buen comportamiento infantil en invierno, una época históricamente dura por el frío y la escasez.

Una de las tradiciones más conocidas es el Krampusnacht o “Noche de Krampus”, celebrada el 5 de diciembre, víspera del Día de San Nicolás. En esta fecha, hombres disfrazados recorren las calles con máscaras talladas a mano, campanas y cadenas, recreando antiguos rituales que mezclan fiesta, terror y folclor. Aunque en el pasado estas celebraciones fueron prohibidas por la Iglesia y gobiernos conservadores, hoy se consideran expresiones culturales protegidas.

En tiempos recientes, Krampus ha experimentado un resurgimiento global gracias al cine, la literatura y la cultura pop, convirtiéndose en un símbolo alternativo de la Navidad.

Sin embargo, su esencia permanece: recordar que esta festividad también nació de la dualidad entre recompensa y castigo, luz y oscuridad. Krampus no busca opacar la Navidad, sino revelar una verdad histórica: incluso las celebraciones más luminosas tienen sombras que explican cómo las sociedades han transmitido valores, miedos y creencias a lo largo del tiempo.