La influencer brasileña Bárbara Jankavski Márquez, conocida en redes sociales como la “Barbie Humana” o “Boneca Desumana”, fue encontrada muerta a los 31 años en un departamento de São Paulo, Brasil. Su historia, marcada por más de 27 cirugías estéticas y un estilo de vida exhibido en redes, ha reavivado discusiones sobre los límites de la belleza artificial, la salud mental y los riesgos de la cultura de las cirugías plásticas.
En los últimos años, las cirugías plásticas se han popularizado en todo el mundo, especialmente en países como Brasil, México, Corea del Sur y Estados Unidos, donde incluso existen créditos, promociones y “paquetes de transformación”. En redes sociales, figuras como Bárbara Jankavski se convierten en referentes de un ideal artificial de belleza que normaliza los retoques estéticos constantes.
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Bárbara se sometió a más de 27 cirugías
- 5 rinoplastias
- Liposucciones en cuello, abdomen y piernas
- Aumento de busto y glúteos
- Retoques faciales recurrentes con ácido hialurónico y bótox
Ella misma documentó su transformación paso a paso, lo que la llevó a reunir más de 55 mil seguidores en Instagram y 340 mil en TikTok. Pero detrás de los filtros y las cirugías existía una lucha contra la inseguridad, la obsesión por la imagen y la presión de mantenerse “perfecta”.
La noche de su muerte
El cuerpo de la influencer fue hallado en el departamento de un defensor público de 51 años. El hombre declaró a las autoridades que había contratado sus servicios sexuales y que ambos consumieron sustancias ilícitas antes del deceso. Bárbara fue encontrada con ropa interior, lesiones visibles en el ojo izquierdo y marcas en la espalda.
La policía lo ha catalogado como “muerte sospechosa”, y se realizan estudios toxicológicos y una necropsia para esclarecer lo ocurrido.
Organizaciones de salud han advertido sobre el “Trastorno Dismórfico Corporal”, una condición donde la persona no logra aceptar su apariencia y busca modificarla constantemente. Este trastorno, combinado con fama digital, puede ser una mezcla peligrosa.
La investigación continúa y, mientras se espera el resultado oficial de la autopsia, el mundo digital se pregunta si estamos consumiendo belleza… o destruyéndola.
