Stephanie Dilyard, de 25 años y madre de tres hijos, se convirtió en el centro de un debate sobre seguridad laboral y derechos de los empleados tras un incidente ocurrido la madrugada del 14 de noviembre en una tienda 7-Eleven.
Mientras trabajaba sola en el turno nocturno, Dilyard se enfrentó a Kenneth Thompson, un hombre de 53 años que intentó pagar con un billete falso de $100 dólares.
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Cuando la empleada le informó que la moneda era falsa, Thompson reaccionó de manera agresiva, amenazándola con palabras estremecedoras:
Me amenazó y dijo que me iba a cortar la cabeza. Fue entonces cuando intenté llamar a la policía.
El hombre comenzó a arrojar objetos y finalmente la atacó físicamente, tomándola del cuello y empujándola fuera del mostrador. Ante la amenaza inminente, Dilyard recurrió a su arma personal y le disparó, hiriéndolo en el abdomen.
Thompson logró huir, pero fue detenido poco después por las autoridades y enfrenta cargos de agresión, lesiones, amenazas violentas, intento de fraude con moneda falsa y violación de libertad condicional.
Aunque la ley de defensa propia de Oklahoma respalda la actuación de Dilyard, permitiendo el uso de fuerza letal ante amenazas de muerte o daño grave, la cadena 7-Eleven la despidió tres días después del incidente.
Esta fue una situación en la que me sentí acorralada, entre mi trabajo y mi vida, y siempre elegiré mi vida porque hay gente que depende de mí, simplemente, me voy a casa, necesito estar aquí para mis hijos.
El caso ha generado críticas y cuestionamientos sobre la seguridad de los trabajadores nocturnos en tiendas minoristas, y pone en el foco la tensión entre cumplir políticas internas y garantizar la integridad física del personal.
