El reciente ataque verbal de Donald Trump hacia una periodista volvió a colocar en el centro de la discusión nacional la disputa por la transparencia de los archivos relacionados con el fallecido empresario Jeffrey Epstein.
El episodio ocurrió durante un vuelo oficial, cuando el mandatario fue cuestionado por referencias a su nombre en comunicaciones electrónicas atribuidas a su antiguo amigo. La tensión surgió de inmediato, pues el presidente reaccionó con irritación y descalificó a la reportera con un insulto que rápidamente se propagó en plataformas digitales.
'Silencio, cerdita': Trump insulta a reportera
La corresponsal, asignada a la cobertura diaria de la Casa Blanca, había solicitado una aclaración sobre menciones que aparecían en correos recuperados por investigadores federales.
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Estas referencias, según legisladores de ambos partidos, podrían aportar contexto relevante para esclarecer relaciones sociales y posibles reuniones del mandatario con personas cercanas a Epstein.
La reacción presidencial, catalogada como impropia por diversos observadores políticos, se produjo justo cuando el Congreso examina un proyecto de ley que obligaría a transparentar miles de páginas vinculadas al expediente.
En la Cámara de Representantes, la iniciativa legislativa avanzó a pesar de la resistencia inicial del bloque republicano, que había buscado frenar una divulgación total.
Sin embargo, el propio presidente modificó su postura en días recientes, argumentando que la apertura de los documentos mostraría que su actuación siempre se mantuvo dentro de los límites legales. Este giro generó desconcierto entre algunos aliados, quienes habían defendido su posición contraria durante semanas.
Epstein, la pesadilla del presidente
La oposición demócrata, por su parte, ha reiterado que la publicación íntegra del material es indispensable para esclarecer posibles vínculos entre Epstein y personalidades influyentes, incluidas las asociadas con el presidente.
Los legisladores señalan que las comunicaciones reveladas hasta ahora insinúan encuentros del mandatario con una víctima en la residencia de Epstein, algo que él rechaza categóricamente.
Epstein enfrentaba un proceso federal por explotación sexual de menores antes de su fallecimiento y su historial judicial continúa generando graves repercusiones políticas.