Una gran polémica se ha desatado luego de darse a conocer una serie de imágenes en donde se muestra una fiesta clandestina en donde hubo whisky y asado en una cárcel de máxima seguridad en Chile.
Este hecho en donde se pudo detectar a los internos consumiendo alcohol, asado y utilizando teléfonos móviles, ha ocasionado la apertura de una investigación interna por parte de elementos de Gendarmería de Chile, la dependencia que está a cargo del servicio penitenciario.
El director de Gendarmería, Rubén Pérez, indicó en una rueda de prensa que el incidente ocurrió específicamente durante la tarde del pasado sábado. Fueron agentes penitenciarios quienes localizaron la "actividad irregular" en la que participaban 23 reos.
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Tras el operativo se logró incautarse de "elementos prohibidos", entre ellos bebidas alcohólicas y equipos celulares.
Como parte de las sanciones, 23 individuos directamente involucrados fueron enviados a celdas individuales. Estarán en un régimen de aislamiento en tanto se llevan a cabo las pesquisas internas de la institución, así como las que pudiera iniciar el Ministerio Público.
Pérez fue enfático al asegurar que se aplicarán "drásticas medidas administrativas" que no solo recaerán sobre los internos, sino también sobre la "jefatura del establecimiento" y el personal que, "por acción u omisión, faltó a sus deberes".
Además, el director calificó el suceso como un "hecho evidentemente irregular gravísimo" que la institución busca "abordar con seriedad y sancionar con máximo rigor".
Dicho escándalo se lleva a cabo pocos días después de que un operativo nacional contra el narcotráfico resultara en la detención de 12 efectivos de Gendarmería en diferentes puntos del país, junto a otras seis personas civiles.
Estos elementos estaban presuntamente involucrados en una red de tráfico de drogas que se encargaba de ingresar y vender sustancias ilícitas dentro de los centros penitenciarios.
