Durante siglos, los gatos negros han sido protagonistas de innumerables leyendas y supersticiones que los vinculan con la mala suerte, la brujería o incluso la muerte. Sin embargo, detrás de esta reputación oscura se esconde una historia de prejuicios culturales y creencias antiguas que, con el paso del tiempo, han distorsionado la verdadera naturaleza de estos animales.
Una superstición con raíces medievales
La asociación entre los gatos negros y la mala fortuna se remonta a la Edad Media, cuando en Europa se les comenzó a relacionar con las brujas y la magia oscura. En esa época, la Iglesia consideraba que las mujeres que vivían solas con gatos podían estar practicando hechicería, y se creía que los felinos eran “familiares” o espíritus demoníacos que las ayudaban en sus rituales.
Durante la caza de brujas en los siglos XV y XVI, esta idea se reforzó, y muchos gatos, en especial los de color negro, fueron sacrificados junto con las supuestas hechiceras. El miedo y la ignorancia terminaron por arraigar la creencia de que cruzarse con un gato negro traía mala suerte, sobre todo si ocurría de noche.
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Diferencias culturales
Paradójicamente, no en todos los lugares los gatos negros han sido símbolo de desgracia. En el Antiguo Egipto, por ejemplo, eran considerados animales sagrados, asociados con la diosa Bastet, protectora del hogar y la fertilidad. Matar a un gato, sin importar su color, era un crimen grave.
En Escocia y Japón, la llegada de un gato negro a casa se interpreta como un presagio de buena fortuna. Incluso, en algunos países marineros, tener uno a bordo del barco se creía que protegía a la tripulación de tormentas y naufragios.
La ciencia desmiente el mito
Desde un punto de vista científico, no existe ninguna evidencia que relacione el color del pelaje de un gato con la buena o mala suerte. El tono negro es simplemente resultado de una mutación genética que produce un exceso de melanina, la sustancia que da pigmento al pelo y la piel.
De hecho, algunos estudios sugieren que los gatos negros pueden tener una mejor resistencia inmunológica que otros colores, lo que les permitiría sobrevivir con mayor facilidad a ciertas enfermedades.
A pesar de los avances en el pensamiento racional, las supersticiones aún influyen en la actualidad. Diversos refugios de animales reportan que los gatos negros son los menos adoptados, especialmente en fechas cercanas a Halloween, debido a los mitos que los rodean.
Las organizaciones de protección animal insisten en romper con esas creencias: un gato negro no trae mala suerte, sino cariño, compañía y la misma fidelidad que cualquier otro felino.
