En un giro significativo para la Iglesia Católica, la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), con la aprobación del Vaticano y bajo la dirección del Papa Francisco, ha decidido permitir que personas homosexuales puedan aspirar a convertirse en sacerdotes, aunque bajo estrictas condiciones y regulaciones.
El anuncio, que ya ha entrado en vigor, establece que aquellos que presenten tendencias homosexuales pueden ingresar al seminario, pero deben cumplir con ciertos requisitos.
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En el documento oficial, la Iglesia deja claro que no se permitirá que aquellos que practiquen la homosexualidad o apoyen activamente la cultura gay accedan al sacerdocio.
Asimismo, aquellos que descubran su orientación sexual durante su formación o presenten una inclinación profunda hacia ella, no serán admitidos.
La medida, que se aplicará de manera experimental durante tres años, también subraya que, tanto para los aspirantes homosexuales como para los heterosexuales, la castidad y el celibato son requisitos esenciales para la vida sacerdotal.
Los seminarios italianos aceptarán a candidatos homosexuales bajo la condición de que elijan y vivan responsablemente el voto de castidad, sin practicar su orientación sexual.
El Papa Francisco ya había abordado el tema de la homosexualidad en el Vaticano durante un encuentro privado con 200 clérigos en junio de 2024.
En esa ocasión, el Papa utilizó un término coloquial, ‘frocaggine’, para referirse al ambiente homosexual dentro del Vaticano, señalando que los homosexuales son ‘buenos chicos’ que buscan al Señor, pero sugiriendo que lo mejor sería orientarlos hacia un padre espiritual o un psicólogo.
Este cambio en las normativas, que se alinea con la apertura progresiva del Papa Francisco hacia cuestiones de orientación sexual dentro de la Iglesia, es un paso importante, aunque no exento de controversia, en la manera en que la institución aborda la diversidad sexual en sus rangos más altos.