CIUDAD JUÁREZ.- La décima edición del encuentro “Abrazos no muros” congregó ayer a más de 100 familias de migrantes y mexico-estadounidenses, quienes se estrecharon durante unos seis minutos, después de años de no verse, en la ribera del río Bravo donde termina Texas y comienza la ciudad de Sunland Park, Nuevo México, en la frontera de Ciudad Juárez.
Las ediciones anteriores se habían realizado en el cauce del río Bravo entre Ciudad Juárez y El Paso, Texas, pero este año el acto fue en la frontera con Sunland Park, debido al alambre de púas que militares de la Guardia Nacional texana han colocado a lo largo del río y por la presencia de grupos de indocumentados que intentan pedir asilo en las puertas de los puntos 36 y 40 de la valla fronteriza.
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“Abrazos no muros” dio inicio a las 9:00 de la mañana, cuando los migrantes y sus familias pudieron moverse en las inmediaciones del río Bravo, cruzar la frontera y saludarse, mientras eran vigilados por autoridades de ambos países.
Esta reunión es organizada cada año por la Red Fronteriza por los Derechos Humanos (BNHR, por sus siglas en inglés), en colaboración con la Alianza Reforma de Inmigración para Texas, el patrocinio del Ministerio de Paz y Justicia de la Diócesis Católica de El Paso y, desde 2022, con la participación del ayuntamiento de Ciudad Juárez.
Fernando García, director de BNHR, señaló que “a medida que las comunidades fronterizas en todo Texas continúan siendo sometidas a una militarización, demonización y odio sin precedente, la Red Fronteriza seguirá brindando un faro de esperanza a millones de familias que han sido separadas por la fuerza, a causa de nuestro sistema de migración roto e inhumano.
“Es un evento que expresa mucho amor, pero sin duda es de protesta, es un llamado de atención a la política migratoria que destruye familias, separa padres de hijos, a hermanos; entonces, para nosotros es importante que siga sucediendo mientras más se está cerrando la frontera y más se criminaliza a la familia migrante”.
En su comunicación oficial, la Red Fronteriza por los Derechos Humanos indicó que esta ceremonia “ofrece la oportunidad tan esperada para que niños, madres, padres, hermanos, hermanas, tías y tíos se vean, se toquen y se abracen durante unos preciosos minutos, ¡muchos por primera vez en años! (…) Es un recordatorio para nuestros líderes de que las soluciones alternativas, humanas y justas están a la vuelta de la esquina”. Asistieron Cruz Pérez Cuéllar, alcalde de Ciudad Juárez; David Stout, comisionado del Condado de El Paso, Texas; Mark Steitz, obispo de El Paso, y Michael Grady, pastor de iglesias evangélicas. El mariachi de la Dirección de Educación del municipio de Juárez amenizó el encuentro