Algo que tenemos muy presente es que muchas madres harían lo que sea con tal de protegernos, o incluso vengarnos. Esto mismo ocurrió con Marianne Bachmeier, una madre que mató al violador de su hija en pleno juicio en 1981.
Sin quererlo, Marianne se convirtió en un símbolo de justicia y venganza cuando asesinó frente a todos al que había despojado de la inocencia y de la vida a su hija en Alemania.
Mamá vengadora
De 32 años, Bachmeier era una madre soltera, con una pequeña hija llamada Anna Bachmeier, de solo 7 años. Todo iba normal en su vida, cuando lamentablemente la pequeña fue secuestrada, violada y asesinada por Klaus Grabowski en 1981. Se sabe que el homicida era un delincuente sexual, el cual ya había reincidido en sus delitos, ahora asesinando a sangre fría a la menor.
Poco después de perpetrar su atroz crimen, Klaus fue detenido por las autoridades alemanas, siendo presentado el 6 de marzo de 1981 en la corte de Lübeck, Alemania. Al juicio se presentó, evidentemente, Marianne Bachmeier, quien tenía instintos de venganza en contra del acusado.
En un momento del juicio, la dolida madre sacó un arma de su gabardina, disparándole ocho veces al depredado sexual, matándolo instantáneamente en el lugar. Marianne fue detenida en ese momento, e indicó que dicha arma había sido comprada en el mercado negro con la intención de proteger a su querida Anna; cuando ya no pudo hacerlo, con total odio arremetió contra el asesino de su hija.
Después del asesinato de Grabowski, Marianne Bachmeier fue arrestada y juzgada por homicidio. Durante su juicio, Bachmeier afirmó que su intención no era matar a Grabowski, sino herirlo para que pudiera "experimentar el mismo dolor" que había infligido a su hija.
Fue condenada a 6 años de prisión bajo los crímenes de homicidio y posesión ilegal de un arma, sin embargo, debido a su buena conducta y al apoyo del público, salió bajo libertad condicional después de cumplir solo tres años de su condena.
Tras ser liberada de su encierro, se alejó de la atención mediática, mudándose a Italia donde se casó y divorció poco después, falleciendo de cáncer pancreático a los 46 años en 1996.
El caso de Marianne Bachmeier sigue siendo un ejemplo de las relaciones entre la justicia, la venganza y el papel de las víctimas en el proceso legal. A pesar de las décadas transcurridas desde el incidente, su historia genera debate y cuestionamientos sobre la efectividad de los sistemas judiciales y cómo lidiar con crímenes atroces.