En el mar hay muchos animales capaces de matar a una persona en cuestión de minutos si no se tienen los cuidados necesarios. En este contexto una mujer sobrevivió de milagro a un pulpo mortal, el cual la mordió 12 veces.
La situación de emergencia se presentó en una playa que se encuentra cerca de Sydney, en Nueva Gales del Sur, Australia. Las autoridades médicas atendieron a una paciente que, mientras se encontraba nadando y recogiendo conchas de mar, fue atacada por un pulpo de anillos azules, uno de los animales marinos más mortíferos del océano debido a su condición venenosa.
“La mujer había recogido una pequeña concha mientras nadaba, y cuando la tomó para mirarla, el diminuto cefalópodo se desprendió y aterrizó en su estómago”, dijo el servicio de ambulancias de Nueva Gales del Sur en Facebook.
Posteriormente a su atención, se descubrió que la mujer había sido mordida en 12 ocasiones por el cefalópodo, presentando un dolor abdominal el cual fue tratado con compresas frías antes de ser trasladada al hospital, donde se quedó en observación. Hasta el momento, se desconoce porqué la paciente no fue afectada como en otros casos, donde la víctima muere por la tetrodotoxina producida.
“La paciente sufría dolor abdominal en la zona de la mordedura, por lo que los paramédicos le aplicaron presión y una compresa fría. Después, los médicos del hospital Royal North Shore no explicaron cómo logró salvarse”, indicaron las autoridades.
Pulpo mortal
Este pulpo de anillos azules es muy vistoso, y hasta hermoso, sin embargo, gracias a bacterias sobre su piel corre una neurotoxina supereficaz, el cual es considerado como uno de los más mortíferos del planeta.
De acuerdo con el Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), los efectos de la tetrodotoxina pueden ser veloces o tardíos, por lo que la muerte puede generarse entre 20 minutos y 24 horas después de que la toxina entre al organismo.
Esta neurotoxina inhibe el paso de los canales del sodio, impidiendo los impulsos nerviosos en el sistema y, consecuentemente, la parálisis del cuerpo. En los casos más severos produce una insuficiencia respiratoria, causando la muerte por estos hechos.