La música ha acompañado a la humanidad durante mucho tiempo. Tiene sus raíces en la prehistoria hace más de 30,000 años, cuando el hombre, intentando imitar los diferentes sonidos de la naturaleza, tocaba flautas de hueso, instrumentos de percusión y birimbaos. En esa época, la música tenía que ver con rituales de apareamiento y trabajo colectivo.
En el mundo antiguo, en Egipto, por ejemplo, la música estaba destinada a los sacerdotes. En Grecia, su valor era inconmensurable, formando parte de su mitología; recuerda incluso que Euterpe, una de las nueve musas, era la diosa de la música. Otro personaje, Orfeo, era capaz de calmar a las bestias con su lira. En Roma, la música tenía un papel trascendental en los teatros romanos.
En la Edad Media estaba relacionada con la Iglesia, y en menor medida con eventos profanos en círculos aristocráticos. Estuvo caracterizada por los cantos gregorianos y la música monódica profana por parte de juglares y trovadores.
En el Renacimiento, la música tuvo especial significado y su característica principal era la polifonía. Posteriormente, vino la denominada Clásica, la cual abarca de 1600 a 1910 y que pasa por la Barroca, el Clasicismo, el Romanticismo y el Impresionismo musical, para dar paso a la Música moderna y contemporánea que es la que conocemos actualmente.
Por su trascendencia universal, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) estableció el 22 de noviembre como el Día Mundial de la Música, en honor a Santa Cecilia, a quien el Papa Gregorio XIII la declaró Patrona de los Músicos, en 1584.
Santa Cecilia ha sido plasmada por diversos artistas desde el siglo XV. En la iconografía se le reconoce por estar acompañada de un instrumento musical, casi siempre por una lira o un arpa. Y es que a Santa Cecilia se le asocia con la música porque se dice que cuando su padre la casó en contra de su voluntad, ella le cantaba a Dios.
En Europa, a manera de celebración, el 22 de noviembre de 1570 se realizó en Evreux, Normandía, un torneo de compositores de la época. Desde 1695 en Edimburgo se comenzó a celebrar con cierta regularidad a la música, de esta manera le siguieron otros países como Francia, España y Alemania. Más tarde en Latinoamérica se siguió con la tradición de este día entre los años de 1919 y 1920 en Río de Janeiro, Brasil, hasta extenderse en el resto de América.
México ha sido semillero de grandes músicos. La riqueza de géneros y ritmos como los sones, el huapango, las pirekuas, la música de banda y el mariachi, entre otros, lo han posicionado a nivel mundial.
Genios musicales como Consuelo Velázquez, Silvestre Revueltas, José Pablo Moncayo, Manuel M. Ponce y José Alfredo Jiménez, entre muchos otros, han llevado su arte más allá de las fronteras.