Las “gemelas silenciosas”, nacieron el 11 de abril de 1963 en Barbados. Eran inseparables e hicieron un pacto de no comunicarse con nadie solamente entre ellas hasta que una muriera.
Cuando entraron a la escuela eran las únicas niñas de la raza negra en la clase y solo hablaban en su propio lenguaje, por lo que se convirtieron en el blanco perfecto del acoso escolar, lo que las separó aún más del resto del mundo.
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La periodista Marjorie Wallace escribió un libro llamado 'The Silent Twins', en el que aseguraba que el 'bullying' era tal que las gemelas tenían que abandonar la clase antes de tiempo para no sufrir las burlas de sus compañeros.
Luego lenguaje se volvió más extravagante, hasta que se separó casi por completo del inglés y se convirtió en ininteligible para el resto del mundo.
Las niñas dejaron de comunicarse hasta con sus padres. La escritora Wallace fue de las pocas personas que lograron hacer amistad con las gemelas.
Ambas efectuaban exactamente los mismos movimientos, como si estuvieran poseídas, y eran prácticamente indistinguibles. Diversos médicos trataron de entablar comunicación con las hermanas, pero les ignoraban por completo.
A los 14 años, las hermanas fueron separadas en distintas escuelas para fomentar su socialización. pero el experimento no resultó.
Las gemelas tuvieron que quedarse recluidas en su habitación, donde se pasaron años perfeccionando su extravagante relación y escribiendo.
“Nadie sufre como yo, no con una hermana”, apunta June en su diario. “Con un marido, sí; con una mujer, sí; con un hijo, sí; pero esta hermana mía es una sombra negra que me está robando la luz del sol, es mi único tormento”.
[¿Qué le pasa al cuerpo en el espacio? La aventura de los gemelos de la NASA] Jennifer, que nació 10 minutos después, veía a su hermana mayor como alguien más capacitado en todos los sentidos: más fuerte, más lista, más ingeniosa…”
Aunque nadie tiene claro en qué se basaba su relación, esta parecía sustentarse en el desprecio mutuo unido al miedo a que una de las dos matara a la otra, algo que, pensaban, podía acabar con ambas.
“Nos hemos convertido en enemigos mortales”, asegura Jennifer en su diario.
Ambas representaron desde pequeñas intrincadas obras de teatro con sus muñecos, que solían grabar en cinta para regalárselas a su hermana. Pero, poco después de empezar a redactar sus diarios -cuando se los regalaron en las navidades de 1979, con 16 años-, comenzaron también a escribir novelas.
Las hermanas trataron por todos los medios de publicar sus historias en revistas, y enviaron sus textos a muchas editoriales, pero no tuvieron más remedio que autoeditar sus libros.
Quizá debido a su fracaso literario, se dedicaron a robar, intentar asfixiarse mutuamente y provocar incendios, una actividad que acabó sentándolas en el banquillo.
El juez dictaminó que su conducta antisocial era peligrosa para la sociedad y las envío a una prisión psiquiátrica de alta seguridad, donde fueron diagnosticadas con esquizofrenia.
En 1993, las gemelas, que tenían ya casi 30 años, fueron trasladadas a la Clínica Caswerl, un hospital mental de menor seguridad en Gales. Cuando llegaron allí, Jennifer no se despertaba. Los médicos la declararon muerta dos horas después. ¿La causa? Miocarditis aguda.
En la actualidad June lleva una vida relativamente normal. Habla con la gente y se relaciona con su comunidad Wallace visitó a June unos días después. “Por fin soy libre”, le dijo. “Al final, Jennifer ha dado su vida por mí”, dijo una de las gemelas silenciosas.