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Pide Papa Francisco cese a la violencia y extremismo en visita a Irak

La visita del Papa a territorio iraquí, está marcada por las tensiones entre las tropas estadounidenses y las pro iraníes

Escrito en GLOBAL el

El Papa Francisco llegó a Irak en su primer gira después de la pandemia y se pronunció en contra de la violencia, los extremismos, las facciones y las intolerancias dentro de su discurso.

En una de las visitas que más opiniones dividió por los momentos de tensión que se viven en Irak, el Papa instó a la reconstrucción de este país a través de la discusión franca y sincera.

"Que cesen los intereses particulares, esos intereses externos que son indiferentes a la población local", dijo el Pontífice en el encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en un salón del Palacio Presidencial de Bagdad.

La visita del Papa a territorio iraquí, está marcada por las tensiones entre las tropas estadounidenses y las pro iraníes y por las restricciones ante la pandemia.

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Cabe destacar que hace apenas unos días tuvo lugar otro episodio de violencia en el país cuando una docena de proyectiles impactaron en un cuartel donde residen soldados españoles, estadounidenses e iraquíes y un funcionario del ejército estadounidense falleció de un paro cardíaco.

"A causa de la violencia, de la persecución y del terrorismo han perdido familiares y seres queridos, casa y bienes esenciales"; recordó Francisco.

En esta visita que se ha calificado como histórica, el pontífice también ofreció un mensaje de unidad para los pobladores, a quienes reconoció su valentía para salir adelante en medio de la adversidad.

"Gente que lucha cada día buscando seguridad y medios para seguir adelante, mientras que aumenta la desocupación y la pobreza; a los pequeños, a los pobres, a la gente sencilla, que quiere vivir, trabajar y rezar en paz" declaró el Papa.

De hecho, ha recordado en particular a los yazidíes, "víctimas inocentes de una barbarie insensata y deshumana, perseguidos y asesinados a causa de sus creencias religiosas, cuya propia identidad y supervivencia se han puesto en peligro".

En un análisis de la historia reciente del país, el Papa ha recordado que Irak ha sufrido los desastres de las guerras, el flagelo del terrorismo y conflictos sectarios basados a menudo "en un fundamentalismo que no puede aceptar la pacífica convivencia de varios grupos étnicos y religiosos, de ideas y culturas diversas".

Todo esto ha traído muerte, destrucción, ruinas todavía visibles, y no sólo a nivel material: los daños son aún más profundos si se piensa en las heridas del corazón de muchas personas y comunidades, que necesitarán años para sanar", manifestó.

También ha llamado la atención del papel que la comunidad internacional tiene en la promoción de la paz en esta tierra y en todo el Oriente Medio:

Como hemos visto durante el largo conflicto en la vecina nación de Siria -de cuyo inicio se cumplen en estos días ya diez años-, los desafíos interpelan cada vez más a toda la familia humana".

Para el Papa, Irak está llamado "a mostrar a todos, especialmente en Oriente Medio, que las diferencias, más que dar lugar a conflictos, deben cooperar armónicamente en la vida civil".

En este sentido, ha encomiado las labores humanitarias de las agencias también católicas que dan asistencia a los refugiados, a los desplazados internos y a quienes tienen dificultades para regresar a sus propias casas, facilitando en el país comida, agua, viviendas, atención médica y de salud, como también programas orientados a la reconciliación y a la construcción de la paz.

Así, ha instado a la comunidad internacional a no retirar su apoyo sino a seguir trabajando "con espíritu de responsabilidad común con las Autoridades locales, sin imponer intereses políticos o ideológicos".

El Papa que ha aterrizado este viernes en Irak donde estará hasta el próximo lunes, ha instado a los políticos a "combatir la plaga de la corrupción, los abusos de poder y la ilegalidad", grandes problemas que impiden el buen funcionamiento del país.

También ha insistido en la necesidad de "edificar la justicia, que crezca la honestidad y la transparencia, y que se refuercen las instituciones competentes".

Para el Papa esta es la clave para hacer crecer la estabilidad y desarrollarse "una política sana, capaz de ofrecer a todos, especialmente a los jóvenes tan numerosos en este país, la esperanza de un futuro mejor".