Mientras que para algunos Navidad es gozo, fiesta, amor y mucha celebración, para otros es todo lo contrario, ya que pueden ser fechas deprimentes por la pérdida reciente de un familiar, o la escasez económica, situación que, aunque no lo parezca es muy común, y poco se habla de ella: “la depresión navideña”.
La Navidad para muchos, les provoca una profunda tristeza y melancolía, si conoces a alguien así, o es tú caso, esto tiene solución, pero antes debes de acudir con un experto en salud mental, para detectar las posibles causas que lo provocan.
Te podría interesar
A este padecimiento se le podría categorizar como un síndrome, ya que la mayoría de manuales de diagnóstico en la práctica psiquiátrica no lo reconocen. Esto no quiere decir que no exista, y son varios los psicólogos y psiquiatras que la toman en consideración ya sea como entidad separada o como una forma de Trastorno Afectivo Estacional (TAE).
Pero se trataría de una condición con síntomas muy parecidos a los del trastorno depresivo, pero principalmente limitado a la temporada navideña, recurrente y cuyo desencadenante son las propias navidades o circunstancias ligadas a las mismas.
Así, podríamos distinguir signos como ánimo bajo, falta de energía, irritación, malestar, desinterés por realizar actividades, estrés, ansiedad y hasta trastornos de sueño. También hay que mencionar que las personas que han padecido trastornos depresivos son especialmente propensas a sufrir este síndrome, o a sufrir empeoramientos de sus trastornos en esta época del año.
Las razones por las que la Navidad puede provocar estos estados en las personas son muy variadas. Quizás uno de los más frecuentes es la ausencia de seres queridos, que se hace especialmente llamativa en unas fechas en las que es tradición reunirse con familiares y amigos.
Igualmente, y aunque no haya muertes de por medio, la sensación de distanciamiento con personas con las que hemos tenido algún conflicto también puede resultar muy dolorosa en esta época.
Por otro lado, la añoranza de tiempos pasados, en la que quizás las navidades eran particularmente felices, puede intensificarse por el contraste con una realidad más adulta, en la que a lo mejor faltan muchos de los elementos que hacían de la navidad algo tan bonito y memorable en esas épocas. Este puede ser el caso de muchas personas mayores que sufren de soledad.
En cambio, también hay quien siente presión y estrés por tener que cumplir con compromisos que no le apetecen o ver a personas a las que quizás no quiera ver, así como la sensación de estar cumpliendo de manera automática con una serie de rituales por tradición y la 'obligación' de ser feliz y alegre o al menos tener que aparentarlo.
Vinculado con esto, está la imagen mediática de que 'todo el mundo es feliz' en Navidad, lo que puede hacer sentirse desplazado a quien no lo es, y el consumismo y la publicidad más afilados que en ninguna época del año pueden hacerse difíciles de sobrellevar en la actual situación económica.
Algunas de estas causas sencillamente no se pueden cambiar, pero si se puede tratar de enfrentarse a ellas de una manera lo más sana posible. Por ejemplo, si lo que nos provoca este malestar es la ausencia de un ser querido, puede ayudar refugiarse en quienes sí están a nuestro lado para recordar con cariño y de manera positiva a esa persona. De la misma manera, si el motivo es un conflicto con otra persona, puede ser beneficioso tratar de pasar tiempo y distraernos con las personas con quienes tenemos buena relación.
Sea como sea, sí que es importante que si los síntomas que causan la depresión navideña o si son un empeoramiento de otros trastornos psiquiátricos previos, no temamos buscar ayuda y consultar con un profesional.