Ya viene el cambio de horario y como cada año, el último domingo de octubre entra en vigor el horario de invierno, por lo que se tendrá que atrasar el reloj una hora, sin embargo, contrario a lo que se piensa, esto tiene consecuencias en la salud de las personas.
¿Cuáles son los efectos del horario de invierno en la salud?
Entre los principales efectos a la salud del cambio de horario se encuentran la fatiga y la somnolencia a causa de no tener un sueño reparador, asegura la doctora Selene Verde Tino de la Clínica del Sueño de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Yo me siento cansado durante el día a pesar de haber dormido ciertas horas de acuerdo a mi necesidad, y esa somnolencia trae como consecuencia una afectación en la calidad de vida”.
Verde Tino indica que también es posible que las personas sufran de cambios de ánimo derivados de no dormir bien como consecuencia de una no adaptación.
“Los cambios de humor se presentan como irritabilidad sin tener una causa específica que lo detone”.
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Asimismo, la apariencia física de las personas puede verse disminuida, un signo de ello es la aparición de ojeras por la deshidratación del rostro.
En realidad, “lo que genera este tipo de daños en la salud y vida de las personas es el cambio abrupto de un horario a otro”, dice la experta.
¿Cómo prevenirlos?
Para evitar que el cambio de horario de invierno tenga un gran impacto en la vida de las personas, la experta recomienda “tener una buena higiene del sueño, que es una serie de medidas generales que puede seguir cualquier persona para mejorar su calidad de sueño”.
- Generar hábitos determinados para dormir y despertar
- Aprovechar la luz del sol para realizar actividades
- Preferir hacer ejercicio por las mañanas que por las tardes o noches
- No beber café u otros alimentos y bebidas con cafeína
- Evitar hacer uso de los dispositivos electrónicos previo a la hora de dormir
- Tener un buen colchón y almohada cómodos
¿A quiénes afecta más el cambio de horario?
De acuerdo con la doctora Verde Tino, los niños y adultos mayores son los más afectados por el cambio de horario, ya que en el caso de los niños, estos tardan más tiempo en poderse adaptarse al cambio de rutinas por los horarios.
Mientras que los adultos mayores debido a que “de forma natural tienen una disminución de la hormona del sueño llamada melatonina”, lo cual al sujetarse arbitrariamente a un cambio de horario provoca que tengan desordenes de sueño.
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La también investigadora de la máxima casa de estudios de México dice que los animales también pueden verse impactados por el cambio de horario, por ejemplo, “hay animales nocturnos como los gatos o búhos que se rigen por el ciclo luz-oscuridad”.
“En cuanto disminuye la luz del sol empieza a haber deseos de sueño, hay bostezos y ganas de dormir y esto se manifiesta en gran parte de los seres vivos”.
Sin embargo, la experta señala que “cualquier cambio de horario trae afectaciones a la salud de los seres vivos”, sobre todo en los seres humanos ya que están acostumbrados al horario de invierno.
La especialista asegura que una de las consecuencias del cambio de horario es que hay un aumento en la cantidad de accidentes automovilísticos.
¿Cuánto tiempo tardamos en adaptarnos?
La especialista en salud del sueño, indica que la adaptación al nuevo horario tarda cierto tiempo en virtud de cada persona, por lo que es posible que no se de en cuestión de días o semanas.
“Ha habido estudios que hablan de adaptación que va de mes y medio a tres meses, pero hay gente que no logra adaptarse a este cambio de horario sobre todo hacia el verano”.
Sin embargo, otros expertos sostienen que los efectos producidos por el cambio de horario son menores que los experimentados por el conocido efecto “jet-lag”, que tiene lugar después de realizar un viaje muy largo en avión”.
¿Cómo afecta el confinamiento por COVID-19 a la adaptación del horario de invierno?
La integrante de la Clínica del Sueño de la UNAM menciona que el confinamiento a causa de la pandemia de COVID-19 tendrá consecuencias en el proceso de adaptación al cambio de horario de invierno, ya que “hemos perdido la secuencia de los horarios que teníamos para acostarnos y levantarnos, así como los ritmos de actividad”.
Además, dice que “al estar en aislamiento y no tener desplazamiento y contacto social, las emociones de las personas se ven afectadas, presentando ansiedad, tristeza, depresión o miedo”.