El pasado 23 de mayo, Clare McCann, actriz australiana, enfrentó el golpe más devastador de su vida: su hijo Atreyu, de 13 años, se quitó la vida tras meses de acoso escolar en una escuela pública de Nueva Gales del Sur.
Atreyu había sido educado en casa gran parte de su vida, pero su madre decidió inscribirlo con la esperanza de que se integrara socialmente.
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El joven fue ridiculizado por su historial de homeschooling, ignorado por las autoridades escolares pese a repetidas denuncias de acoso y un diagnóstico médico de trastorno de estrés postraumático. Aunque su madre lo retiró temporalmente del colegio, confi?? en su mejoría y permitió que regresara. Poco después, el adolescente decidió acabar con su sufrimiento.
Esto no fue su culpa. Fue decepcionado por el sistema escolar
Criopreservación: cumplir el último deseo
En medio del dolor, Clare ha iniciado una campaña para cumplir el último deseo de su hijo: ser criopreservado. Atreyu estaba fascinado con la ciencia y soñaba con ser revivido en el futuro.
El procedimiento tiene un costo estimado de 300 mil dólares (unos 5.8 millones de pesos mexicanos) y hasta ahora se han recaudado poco más de 14 mil.
La criopreservación implica mantener el cuerpo a -196°C usando nitrógeno líquido, después de sustituir los fluidos por sustancias crioprotectoras que previenen daños celulares. La compañía australiana Southern Cryonics ofrece este servicio, pero la ventana de acción recomendada es de solo 7 días tras la muerte, lo que pone en duda la viabilidad del proceso en este caso.
Una tragedia que abre debate
El caso de Atreyu ha provocado un fuerte debate. Para algunos, la madre representa esperanza y amor incondicional. Otros, en cambio, cuestionan la eficacia científica de la criogenia y llaman a enfocarse en apoyo emocional real.
Lo que no está en discusión es la necesidad urgente de actuar contra el acoso escolar. La OMS advierte que el suicidio es la segunda causa de muerte en jóvenes entre 15 y 29 años, y el bullying es uno de los detonantes más peligrosos.
Hoy, Clare McCann no solo carga con una pérdida devastadora, sino con la lucha de mantener vivo el sueño de su hijo, aunque sea en forma de hielo y esperanza.