El deporte de Nuevo Laredo está de luto. Este martes, a las 01:30 de la mañana falleció Oscar Cárdenas Torres a la edad de 77 años en Ciudad Mante, Tamaulipas.
Conocido en el deporte local y nacional como “La Nana”, Oscar Cárdenas Torres nació el 13 de mayo de 1943, en Ciudad Mante. Se especializó en masaje deportivo, actividad que le permitió desarrollar en el ámbito profesional y amateur.
En Nuevo Laredo, “La Nana” fue parte de los equipos Inter, Bravos, Venados, Toros, Laredo High, así como equipos amateurs de la localidad.
En el ámbito nacional, ofreció sus servicios a equipos profesionales de Segunda División como Pachuca, Irapuato, San Luis Potosí y Loros Huastecos de Ciudad Valles.
Después de Toros de Nuevo Laredo ya no volvería a estar en un equipo profesional. Se dedicó a dar servicio en casa.
“Mi papá estuvo en Toros dos temporadas, con el cual llegó a llegó a ir campeonatos. Él estuvo presente en un accidente aéreo con Toros, luego de que el avión en el que viajaba el equipo no alcanzó a aterrizar bien”.
“Tuve la oportunidad de acompañarlo en los entrenamientos de Toros. Si el entrenamiento era a las 6, mi papá siempre llegaba a las 3 de la tarde porque quería que sus jugadores (los basquetbolistas) estuvieran cómodos, sus uniformes, sus casacas y demás aditamentos. Siempre fue muy puntual, siempre fue una persona muy entregada en su trabajo”, recuerda su hija Virginia Guadalupe Cárdenas González.
¿Por qué La Nana?
“La Nana”, así lo conocían en el medio deportivo, porque decían (los deportistas) que él (Oscar Cárdenas) los cuidaba mucho. Se enfermaban y siempre les daba un medicamento para controlar el malestar. O si se sentían mal, él los levantaba y los llevaba al doctor. Siempre estuvo al pendiente de los jugadores y por eso fue bautizado como “La Nana”, recuerdan.
Su profesión le permitió conocer figuras importantes tanto en el deporte como en la farándula. Personalidades de la talla de Niurka, “Kikín” Fonseca o el “Piojo” Herrera.
Quienes conocieron a “La Nana”, señalan que siempre fue una persona muy abierta, siempre le gustaba convivir, platicar. Nunca tuvo problemas con nadie en Nuevo Laredo.
“Era una persona alegre y entregado en lo que hacía. Era honesto. Siempre iba contento y nunca se le notaba molesto. Si había que jugar fuera, siempre disfrutaba los viajes por ejemplo a Cancún, Tampico, Yucatán, entre otros”.
“Cuando iban a Baja California, al pasar por La Rumorosa, una carretera muy angosta que subía por un cerro, a él le daba mucho miedo y decía ´tapenme los ojos que me da mucho miedo´”, recordó Virginia.
Su esposa Ana Araceli González Buendía y sus hijos Nora Elba Cárdenas Reta, Oscar Alejandro Cárdenas Reta, Perla Karina Cárdenas Cepeda, Sergio Guillermo Cárdenas Cepeda y Virginia Guadalupe Cárdenas González, lo recuerdan como un padre amoroso y entregado a su profesión.