Pamela buscaba con desesperación unidades de sangre para su esposo que estaba por ser operado, colocaba anuncios en redes sociales en busca de donadores. Rápidamente algunas personas la contactaron, pero casi todos hicieron la misma pregunta desde un principio: "¿cuánto pagas?".
De cada 100 personas que acuden a aportar sangre, sólo entre 10 y 15 personas lo hacen de manera gratuita y regularmente son familiares o amigos de quienes requieren el vital líquido rojo, el resto pide una remuneración que regularmente es de mil pesos o más.
"Para nosotros como familia ha sido muy difícil conseguir un donante, especialmente porque en el IMSS requieren que la sangre sea específica para el paciente. No aceptan cualquier donación, y eso complica todo. Nos rechazan a las personas por diversas causas, y nos limitan las opciones”, explicó.
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Los donantes que contactan a través de redes sociales piden una remuneración, basándose en los pagos que reciben en Laredo, Texas, donde se ofrecen entre 30 y 80 dólares.
Sin embargo, no siempre se tiene la capacidad de cubrir esos costos.
Sólo el proceso de recolección de una unidad de sangre tiene un costo aproximado de 4 mil 500 pesos, debido a los estudios y los procedimientos que deben realizarse al donante.
De ahí que la necesidad de pagar se vuelva una carga económica considerable.
Como consecuencia, la donación voluntaria en Nuevo Laredo sigue siendo baja, representando apenas el 10% de los donantes altruistas. Además, el acceso a esta opción se ve dificultado por la barrera económica, lo que obliga a los familiares a recurrir a pagos para poder salvar la vida de sus seres queridos.