El involucramiento de Nuevo Laredo en la Revolución Mexicana se definió mayormente por dos factores: la proximidad inmediata con Estados Unidos y las vías férreas que aquí se han encontrado desde entonces, cuestiones que hicieron de este puerto un punto estratégico para el movimiento.
A inicios del movimiento armado, Nuevo Laredo contaba con muy pocos habitantes, las familias apenas lograban poblar lo que hoy se conoce como el Centro Histórico, su actividad económica que surgía de la aduana era preponderante.
Sin embargo, los conflictos políticos que ocurrían mientras Porfirio Díaz gobernaba al país, provocaban una inestabilidad entre los mexicanos; la ciudad se dividía entre partidarios maderistas y porfiristas.
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“En noviembre de 1910, cuando inicia la Revolución, hay poca movilización todavía en Nuevo Laredo, la movilización se da en Ciudad Juárez, los maderistas empiezan a combatir militarmente al Ejército Federal de Díaz, tienen una batalla muy famosa con la toma de Juárez hasta mayo de 1911, cuando Díaz renuncia a su mandato”, relató el historiador Manuel Ceballos Ramírez, hace unos años.
Juárez cae en manos de los maderistas, y comienzan los cambios políticos en todo el país. Fue hasta 1913, un año clave para Nuevo Laredo, cuando el Ejército Federal asesina a Francisco I. Madero, presidente de la República Mexicana desde finales de 1911 hasta 1913, y José María Pino Suárez.
En aquel entonces, Victoriano Huerta, conocido como “El Usurpador” toma el poder, en febrero de 1913, y todos los estados de la República lo reconocen como presidente, menos dos, Coahuila y Chihuahua. “Entonces aquí empieza una fuerte movilización de partidarios antihuertistas, que se vienen de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas a Laredo, Texas, uniéndose al ejército carrancista, conocido como el Ejército Constitucionalista, Muchos mexicanos se refugian en el vecino país”, señaló.
Surgieron entonces varios ejércitos, comandados por personajes como Emiliano Zapata, Álvaro Obregón, Francisco Villa y Pablo González, teniendo como jefe único a Venustiano Carranza, ese era el Ejército Constitucionalista.
“Muchos de esos partidarios de esos grupos se vinieron a Laredo, Texas, aquí compraban armas, fundaron un periódico. Nuevo Laredo estaba en posesión de los huertistas, junto con Tampico, ambos estaban unidos por las aduanas, Huerta se mantenía de ello, a tal grado que vino lo que fue probablemente el mayor acontecimiento de Laredo”, relató.
EL CONFLICTO
La introducción de Nuevo Laredo a este conflicto fue debido a que el primer jefe del Ejército Constitucionalista, Carranza, se desplazó a la pequeña población de Candela, lo cual desde el punto de vista de comunicación resultaba muy estratégica por esta vía a Laredo.
En Nuevo Laredo, se veía cada vez con mayor inminencia el riesgo de un conflicto armado, miedo que se resintió entre los neolaredenses, llevando a muchos de ellos a migrar al Laredo, convirtiendo a Nuevo Laredo en un poblado fantasma con fincas y comercios abandonados, el desempleo, la incertidumbre fue lo único que prevaleció entre quienes decidieron quedarse.
A 104 días de estar sitiada la ciudad, los alimentos escaseaban, cruzar al lado americano era un reto, pues además de la crisis, no había billetes ni monedas, pues los bancos estaban cerrados.
Para pagar el peaje se adaptaron unos boletos de cartón que eran aceptados por la empresa, convirtiéndose en la única moneda circulante, los llamaban “bilimbiques”.
Era 1913, la población era de 14 mil habitantes y estaba circunscrita a las calles del puente internacional hasta la González y Canales, en la Arteaga había algunas fincas aisladas.
El 22 de junio de ese año, arriba a Nuevo Laredo el general Joaquín Téllez con 2 mil hombres para la plaza, siendo la mayor parte, indígenas, quienes traían a sus esposas.
El 26 de diciembre llega un contingente, entre ellos el coronel Andrés Saucedo, con encomienda de dinamitar el puente del ferrocarril y evitar que los federales recibieran ayuda militar de Monterrey. Dicha encomienda la delegó al mayor Francisco Mújica, quien fue fácilmente engañado por un mayor federal que vigilaba el sector.
Acto seguido, el puente no se dinamitó, lo que permitió pasar a Nuevo Laredo todo un tren militar, la columna del general Teodoro Quintana, que consistía de mil 300 hombres y varias ametralladoras el 31 de diciembre.
La jefatura de la Guarnición militar con un efectivo que con los refuerzos sumaban mil 900, esperaban el ataque. La estrategia fue armar un “bloqueo” con carros de ferrocarril desde el puente internacional hasta una casa redonda ubicada entre las actuales calles de Washington y Aquiles Serdán.
A las 6:00 de la mañana del día primero, comienza el ataque, la batalla duró todo el día, para cesar sólo en la noche; sin embargo, algunos enfrentamientos siguieron ocurriendo en otros puntos de la ciudad; a la mañana siguiente amanecen colgados algunos carrancistas en postes del telégrafo que comunicaba con Colombia.
A las 10:00 de la noche del segundo día, emprenden la retirada los atacantes con mil bajas, resultado de las primeras batallas que resultó en victoria de los federales. El 22 de febrero se vuela la vía del ferrocarril, logrando finalmente cortar los suministros a federales.
NUEVO LAREDO EN LLAMAS
El 24 de abril de 1914, los huertistas al verse perdidos contra los carrancistas, mandan quemar Laredo, incendiando la estación del ferrocarril, que entonces era de madera, la aduana, la presidencia, el Consulado Americano y lo apedrean, queman casas de carrancistas.
“Este es el principal hecho en Nuevo Laredo durante la Revolución. Los norteamericanos habían entrado a Veracruz para apoyar a Carranza contra Huerta y por eso el telegrama decía ‘quemen Laredo’, pero se refería a que quemaran Laredo, Texas, pero ellos no quisieron, no pudieron o no entendieron y eso lo publica Isidro Vizcaya Canales en sus memorias”, mencionó.
Cuentan que caminaban los mandos federales diciendo “esta quémenla” al referirse a una finca; “este edificio también”, dijeron al apuntar a un molino que se encontraba en Pino Suárez y Aldama, esto en represalia por la intromisión de Estados Unidos en la reyerta.
“Queman la estación de ferrocarril, la aduana, el palacio municipal que estaba en la Plaza Juárez, en el lado sur”, relató Ceballos Ramírez. Sólo excluyeron unas pocas residencias de algunos de sus amigos, que les habían brindado atenciones en su estancia. Los laredenses veían desde sus azoteas en Texas, un luminoso y sonoro espectáculo de humo y fuego que consumía los edificios públicos, comercios y residencias, extendiéndose a lo largo y ancho de Nuevo Laredo.
“Hay una versión que dice que la orden no era quemar Laredo, Texas, sino Nuevo Laredo, para desabastecer a los constitucionalistas de lo que hubiera en el Ferrocarril, en la Aduana”. Se respetó la iglesia del Santo Niño de Atocha, la iglesia Bautista, pero todos los edificios públicos que pudieron, los quemaron. En junio de 1914, la División del Norte, toma Zacatecas, convirtiéndolo en la tumba del ejército federal y del huertismo, que tanto dañaron nuestra ciudad.
LA RECONSTRUCCIÓN DE NUEVO LAREDO
Pasada la tormenta, la ciudad se encontraba en ruinas, no había misión con mayor prioridad que la restauración de las casas, comercios y demás edificaciones.
La cárcel, que estaba en la esquina de Victoria y Ocampo, fue de los primeros en incendiarse, lamentablemente el palacio municipal contiguo, quedó igual reducido a cenizas junto con archivos que se tenían desde la fundación de Nuevo Laredo, dejando consigo un vacío histórico y un daño invaluable a la ciudad.
Tras 104 días de sitio, el desabasto era total, por lo cual comerciantes texanos cruzaron el puente internacional en carretones cargados de harina y otros comestibles tan pronto se retiraron los guardias militares que estaban en el lugar.
En abril de 1915, Maclovio Herrera es asesinado durante su vigilancia de rutina por el rumbo de “El Polvorín” (ubicado en Eva Sámano y Los Rieles), siendo este el último de los actos revolucionarios en Nuevo Laredo. Recuerdos de estos hechos están resguardados en el Archivo Histórico Municipal, cartas y objetos.
Algunos negocios de esa época sobreviven como la panadería La Providencia, la Banda de Música Municipal (fundada entonces), además de edificios patrimonio de la ciudad como la Antigua Estación del Ferrocarril, la Antigua Aduana, así como la iglesia Santo Niño de Atocha y la Plaza Juárez.
