En 1881 llega el ferrocarril, conectando a Nuevo Laredo con otras ciudades importantes y potenciando el desarrollo comercial y cultural.
En la época el Ferrocarril Nacional Mexicano con las nuevas rutas del comercio, construye la Estación de Ferrocarril, hoy alberga el Archivo General del Municipio Juan E. Richer. Desde su construcción, marcó un hito urbano estratégico, por ser un punto de enlace terrestre con el interior de México y Estados Unidos.
La necesidad de instalar nuevas vías en el noreste mexicano para la comercialización de productos a este puerto fronterizo favorecido como punto geográfico estratégico para el cruce de mercancías, fue fundamental con la llegada de las locomotoras.
Colocó a Nuevo Laredo en la primera aduana importadora de la frontera norte del país aprovechando las ventajas de la zona libre para el consumo de mercancías extranjeras en aquella época.
La extensión de las redes en la comunicación ferroviaria internacional a finales del siglo XIX, propició que empezaran a fluir las transacciones mercantiles entre los dos países, aunado a la estabilidad política durante el gobierno del general Porfirio Díaz Mori.
Nuevo Laredo, Tamaulipas, pudo consolidarse como una naciente urbe moderna, que cambió de categoría política denominándosele como “Ciudad de Laredo de Tamaulipas”, al reafirmarse su pertenencia estatal.
Con la función del eje ferroviario el gobierno mexicano habilitó la aduana de Nuevo Laredo, mientras en el territorio se extendían las redes ferroviarias acaparando el grueso de las importaciones terrestres.
