TRADICIONES MEXICANAS

¿Se pueden comer los alimentos de la ofrenda que se pusieron para honrar a los difuntos?

Ya es 3 de noviembre y es el día del levantantamiento de los alimentos que se le ofrecieron a los difuntos que se 'llevaron la esencia' de los antojitos que en vida disfrutaron

¿Te comerás la ofrenda?
¿Te comerás la ofrenda?Créditos: El Mañana
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Hoy, 3 de noviembre, es el día en que las familias mexicanas levantan las ofrendas colocadas en honor a sus seres queridos fallecidos.

Después de rendirles homenaje, surge una duda: ¿qué hacer con los alimentos? Algunos creen que, aunque la comida de la ofrenda ha perdido su sabor y nutrientes, sería una falta de respeto desecharla sin más, mientras que otros prefieren no consumirla.

¿Se puede comer la ofrenda?

La ofrenda de Día de Muertos es un elemento central de esta tradición. Su propósito es permitir que los difuntos disfruten de aquellos platillos y sabores que apreciaron en vida, como mole, enchiladas, pan de muerto, frutas y dulces típicos. En este proceso, se cree que las almas de los difuntos absorben la "esencia" de los alimentos, dejándolos sin sabor ni valor nutritivo para los vivos.

Desde un punto de vista espiritual, se considera que los alimentos de la ofrenda han cumplido su función al nutrir simbólicamente a los espíritus de los seres queridos.

Sin embargo, la ciencia ofrece otra perspectiva: la exposición prolongada al aire libre genera oxidación, un proceso químico que degrada la textura, color y sabor de los alimentos, además de que pueden contaminarse con bacterias si han estado en contacto con animales o polvo.

Para muchos, la tradición dicta que los alimentos no deben comerse después de la festividad, y en su lugar, sugieren alternativas ecológicas.

Reciclar también es honrar

El pan de muerto, por ejemplo, puede triturarse y emplearse como alimento para aves, mientras que las flores de cempasúchil pueden usarse en infusiones o compostas. Incluso el agua dejada en la ofrenda puede reutilizarse para regar plantas, cerrando el ciclo con un toque de sostenibilidad.

Así, el retiro de la ofrenda cada 3 de noviembre no solo marca el fin de la festividad, sino también una oportunidad para recordar a los difuntos con respeto y, al mismo tiempo, aprovechar algunos elementos de manera creativa y ecológica, en sintonía con las enseñanzas de esta celebración tan emblemática.