DÍA DE MUERTOS

Ve la muerte de otra forma; pone altar en su casa y honra a su hijo y familiares

Dorina Moreno Rendón pretende que sus nietos sigan con la costumbre tras su partida; colocó un hermoso altar en su casa, en la colonia Juárez

La señora Moreno adorna cada año de la mejor manera su hogar.
La señora Moreno adorna cada año de la mejor manera su hogar.Créditos: Emma Treviño
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Con la partida de su hijo, Dorina vio la muerte de otra manera, y recordarlo y honrarlo no sólo a él, sino a todos su seres queridos que partieron de este mundo terrenal; es a través de la colocación de un altar de muertos, que prepara previo al 1 y 2 de noviembre, que es cuando se conmemora el Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, mejor conocido como Día de Muertos.

Esta es una tradición ancestral de los mexicanos en la que se abren las puertas para recibir a la familia y amigos en casa, en la que se colocan todas aquellas viandas que les gustaban en vida a quienes ya fallecieron, para sentirlos muy cerca, manera en la que Dorina Moreno Rendón los recuerda y siente vivos.

"Este altar se lo dedicaba antes a mi hijo, luego siguió mi papá, mis hermanos y ahora se lo dedico a todos mis seres queridos. Empecé a hacerlo cuando falleció mi hijo, tengo cerca de 15 años haciéndolo, para mí es una forma de recordarlos, de mantenerlos vivos, en nuestra memoria y corazón. Como dijo mamá Coco; ‘¡recuérdame!’, y esta es una forma de hacerlo”, expresó con sentimientos encontrados.

Además, es una forma de involucrar a las nuevas generaciones que conozcan a sus antepasados, quienes fueron sus bisabuelos, abuelos, tíos, primos, y no se pierda su memoria con el tiempo.

"Las ausencias siguen, y yo estoy inculcándoles todo esto a mis nietos, y el día que ya no esté, quiero que me recuerden de ‘eit, yo ya no estoy aquí, pero recuérdame en tu memoria y tu corazón, no quiero irme, quiero, sin estar presente, de alguna forma bonita, significativa de lo que a mí me gusta’”, expresó Dorina.

Aunque el altar lo ha colocado en otras ocasiones de tamaño gigante, este año fue un poco más pequeño, pero con cariño para todos sus seres amados, y es una atracción para muchas personas, que todos los años acuden y toman fotos de este altar, ubicado en Obregón y Washington, colonia Juárez.

La tradición, dijo, es muy bonita, es muy mexicana y rica culturalmente, pero lo importante es su esencia: recordar y honrar a quienes ya no están con nosotros, celebrando su regreso temporal al mundo de los vivos