Entre sus viajes a México, el argentino Jorge Luis Borges se reunía con políticos e intelectuales de la época, una de aquellas visitas quedaría marcada por una conversación con otro escritor mexicano. Aquí te presentaremos el encuentro entre ambos personajes, recordando hoy 24 de agosto al escritor de Ficciones y El Aleph.
Juan Rulfo nació en Jalisco en 1917 y dejó este mundo en 1986, desde muy joven mostró interés por la literatura, más tarde se convertiría en fotógrafo y escritor, estudió en La Ciudad de México la carrera historia del arte, se dedicó a escribir cuentos que eran publicados en revistas de la época delos 30 y 40 fue hasta 1950 cuando destacaron sus obras Pedro Páramo y El llano en llamas.
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Las obras de Borges y Rulfo siguen estando vigentes, aún sus letras siguen impresionando a quienes buscan literatura de calidad. Como por ejemplo, la novela de Pedro Páramo cuenta cómo su personaje principal, Juan Preciado, sale a buscar a su padre, Pedro Páramo, el viaje lo lleva hasta Comala un pueblo de México, un lugar vació y misterioso. Allí, el joven descubrirá que toda la gente del pueblo se llama Páramo, que muchos de ellos son sus hermanos, y que Pedro Páramo murió.
Con sus novelas Juan Rulfo se convirtió en pieza clave de la literatura, incluro fue reconocida por escritores como Jorge Luis Borges, su letra se extendió a otros países a medida que su obra fue traducida.
Jorge Luis Borges visita México
Borges visitó el país en tres ocasiones, la última en 1981. Fue durante su primera visita que Juan Rulfo, escritor mexicano, y Borges sostuvieron un diálogo que hasta ahora es recordado:
-Rulfo: Maestro, soy yo, Rulfo. Qué bueno que ya llegó. Usted sabe cómo lo estimamos y lo admiramos.
Borges: Finalmente, Rulfo. Ya no puedo ver un país, pero lo puedo escuchar. Y escucho tanta amabilidad. Ya había olvidado la verdadera dimensión de esta gran costumbre. Pero no me llame Borges y menos «maestro», dígame Jorge Luis.
-Rulfo: ¡Qué amable! Usted dígame entonces Juan.
Borges: Le voy a ser sincero. Me gusta más Juan que Jorge Luis, con sus cuatro letras tan breves y tan definitivas. La brevedad ha sido siempre una de mis predilecciones.
-Rulfo: No, eso sí que no. Juan cualquiera, pero Jorge Luis, solo Borges.
Borges: Usted tan atento como siempre. Dígame, ¿cómo ha estado últimamente?
-Rulfo: ¿Yo? Pues muriéndome, muriéndome por ahí.
Borges: Entonces no le ha ido tan mal.
-Rulfo: ¿Cómo así?
Borges: Imagínese, don Juan, lo desdichado que seríamos si fuéramos inmortales.
-Rulfo: Sí, verdad. Después anda uno por ahí muerto, haciendo como si estuviera uno vivo.
Borges: Le voy a confiar un secreto. Mi abuelo, el general, decía que no se llamaba Borges, que su nombre verdadero era otro, secreto. Sospecho que se llamaba Pedro Páramo. Yo entonces soy una reedición de lo que usted escribió sobre los de Comala.
-Rulfo: Así ya me puedo morir en serio.
Las obras de Jorge Luis Borges puedes encontrarlas en tu librería más cercana, como puedes comprar sus libros en internet, una vez que leas alguna de sus obras te darás cuenta por qué hasta ahora se siguen recordando.