Todos los panteones guardan lo mismo: restos humanos que, con el tiempo, son cobijados por el olvido y abandono. En Ciudad Anáhuac, entre arbustos y tierra, se encuentran las tumbas del Panteón Ejidal, cementerio con más de 100 años de vida que presume su rica historia.
En Regantes 15, este camposanto fue fundado en 1922 y como ahí les tocaron esas tierras a los agricultores se hizo una comunidad, informó José Miguel Valdés Ortiz, habitante de Ciudad Anáhuac, Nuevo León.
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No existe documento o registro alguno que lo certifique como tal al centenario, sólo que fue fundado incluso antes que Ciudad Anáhuac, que fue en 1933, pero algunas tumban informan de la antigüedad, una de ellas es la de Filomena Hilario, quien nació en 1878 y murió a los 85 años en 1963.
"Se hizo una comunidad cuando llegaron, hicieron el panteón como en regantes 14 en ese tiempo, fue como un núcleo de población tanto en la 14 como el 15”, manifestó el agricultor retirado.
El olvido es evidente y destacan algunas cruces en forja y cemento que se desquebrajan con el tiempo. Otras fueron delimitadas con barandales de forja y las más sencillas a flor de tierra, perdidas entre los matorrales entre los que se perciben algunas cruces de madera, signo inequívoco que alguien fue sepultado en el lugar.
En Regantes 15, comentó Valdés Ortiz, existió un núcleo importante de población que se incrementó luego de fundarse el sistema, se asentaron luego de que se dio el reparto de tierras y conforme fueron falleciendo se hicieron los panteones.
"Muchos no lo conocen porque está retirado, por necesidad hicieron los cementerios para sepultar a sus seres queridos, en Rodríguez Nuevo León donde está el panteón municipal estaba retirado, por necesidad lo hicieron, era difícil llegar hasta Anáhuac que no tiene panteón”, explicó.
Yo solo recuerdo cuando era chamaco que fui a Regantes 15 a trillar con un primo hace años, el que evoca a rana llega, está distante el panteón y muy solo, pero existe y en él los primeros que llegaron a esta zona.
Al estar sepultados en el mismo campo, era más fácil para los deudos visitar a los que duermen en la tierra fértil del campo, el sueño eterno, rodeados de lo que amaban, la tierra prometida, chaparros, mezquites y huizaches que abundan en el noreste mexicano.